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Derechos animales

Cómo una red de voluntarios lo arriesgó todo para salvar a los animales de los incendios de Los Ángeles

En una época en la que el cambio climático amenaza cada vez más la vida de las personas y los animales, los recientes incendios forestales de Los Ángeles han revelado algo extraordinario: la existencia de una amplia red de voluntarios dispuestos a arriesgarlo todo para proteger a quienes no pueden protegerse a sí mismos. Su historia no se limita al rescate, sino que plantea la redefinición de nuestra relación con todos los seres sintientes en tiempos de crisis.

Una carrera contrarreloj

Cuando las llamas arrasaron los alrededores de Los Ángeles, mientras la mayoría de la gente huía para ponerse a salvo, un increíble grupo de voluntarios avanzaba en dirección contraria. Según información publicada por The Guardian, estos valientes se movilizaron a través de las redes sociales y de llamadas telefónicas, y trabajaron toda la noche para salvar animales, desde caballos y ovejas hasta cerdos e incluso emúes.

Destaca especialmente la historia de Brittany «Cole» Bush, fundadora de Shepherdess Land & Livestock. En medio del caos de las zonas de evacuación y los cortes de electricidad, Bush y su equipo consiguieron evacuar con seguridad granjas enteras, incluidos rebaños de ovejas poco acostumbrados al contacto humano. No se trataba sólo de un rescate físico, sino de comprender las necesidades y los temores de los animales, lo que demuestra lo fundamental que es manejar estas situaciones con urgencia y empatía.

No todos los casos tuvieron un final feliz. The Guardian informa de que, en un desolador incidente, perecieron 32 de un total de 40 caballos por estar encerrados en corrales sin vía de escape. Este desgarrador episodio pone de manifiesto la importancia de una preparación adecuada ante los desastres en lo que respecta al bienestar de los animales.
Los esfuerzos de rescate revelan la dedicación de los rescatadores. Como demostró la experiencia de Brady Heiser con Fancypants, un cerdo de 75 kilos, estos voluntarios demostraron una paciencia y una comprensión increíbles incluso en las circunstancias más difíciles. Reconocieron que todos los animales, independientemente de su tamaño o especie, merecían una oportunidad para sobrevivir.

Un paso adelante: prepararse para futuras catástrofes

A medida que el cambio climático aumenta la frecuencia e intensidad de las catástrofes naturales, debemos incluir el bienestar animal en nuestros planes de respuesta ante emergencias. A continuación se muestran algunas consideraciones cruciales para proteger a los animales durante las catástrofes:

  1. Disponer de un plan de evacuación que incluya a todos los animales.
  2. Preparar kits de emergencia específicos para las necesidades de los animales.
  3. Asegúrese de que todos los animales están debidamente identificados.
  4. Mantener una red de contactos y recursos de emergencia.
  5. Practique regularmente los procedimientos de evacuación.

Construir comunidades resistentes

Los incendios de Los Ángeles demostraron la importancia de las redes comunitarias a la hora de salvar vidas. El ejemplo de Brittany Bush, que creó un directorio de recursos e infraestructuras disponibles para la evacuación de animales en Ojai, es un excelente modelo para otras comunidades.

No se trata entonces solo de rescate, sino también de prevención y preparación. Como miembros de la comunidad vegana, tenemos una perspectiva integral sobre el bienestar animal y podemos desempeñar un papel crucial en la defensa de una mejor preparación para emergencias para todos los seres sensibles.

Fuentes:

Fuente primaria: «El ‘convoy de personas increíbles’ que salva animales de los incendios infernales de California», de Gabrielle Canon en The Guardian, 14 de enero de 2025.

Otras recomendaciones de preparación para catástrofes extraídas de:

  • Directrices de la Asociación Americana de Medicina Veterinaria (AVMA) sobre preparación ante catástrofes.
  • Directrices de la Humane Society of the United States para la planificación en caso de catástrofe.
  • Información sobre preparación para mascotas de Ready.gov.

Recuerde: como dijo Brittany Bush en el artículo de The Guardian: “Hay muchas cosas buenas y positivas que se derivan de esto”. Por lo tanto, unamos esfuerzos para asegurarnos de que estamos preparados para proteger todas las vidas en caso de desastre.

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Nutrición

Dietas basadas en plantas: el vínculo con una microbiota intestinal más saludable


De acuerdo con la publicación Vegconomist, un estudio realizado por la empresa de ciencia y nutrición ZOE comparó la composición del microbioma de individuos omnívoros, vegetarianos y veganos para determinar cuál de ellos presentaba un mejor perfil de salud. Los resultados apuntan a que las personas que se alimentan únicamente de productos vegetales tienen una microbiota intestinal más saludable, caracterizada por una mayor presencia de bacterias benéficas y una menor concentración de bacterias asociadas a la inflamación.

Notables diferencias en la flora intestinal

El estudio empleó el llamado Healthful Plant-Based Diet Index, que valora la calidad de las dietas en función de la proporción de alimentos de origen vegetal consumidos. Según este índice, las personas veganas obtuvieron la puntuación más alta, seguidas de las vegetarianas y, por último, de las personas omnívoras. Además, el análisis de muestras de heces evidenció que cada uno de estos grupos presenta «firmas microbianas» distintas, es decir, combinaciones de bacterias específicas que caracterizan a cada tipo de dieta.

Entre las principales diferencias, se encontró que los omnívoros suelen tener un mayor número de bacterias vinculadas con procesos inflamatorios, en particular, aquellas asociadas con la enfermedad inflamatoria intestinal y un mayor riesgo de cáncer de colon. Por el contrario, los veganos presentaron más variedades de bacterias encargadas de fermentar la fibra y producir ácidos grasos de cadena corta, esenciales para nutrir la pared intestinal, equilibrar los niveles de azúcar en sangre y disminuir la inflamación.

Impacto en la salud cardiometabólica

Otro hallazgo significativo fue que las personas omnívoras muestran menor diversidad de bacterias «buenas» y más bacterias «malas» que las personas que siguen una dieta basada en plantas. Sin embargo, se observó un matiz importante: aquellos omnívoros que consumen frecuentemente alimentos vegetales saludables, como frutas y verduras, comparten algunas de las bacterias beneficiosas características de las dietas veganas o vegetarianas.

Los autores del estudio destacan que las dietas basadas en plantas se asocian con un mejor perfil cardiometabólico, incluyendo un menor riesgo de enfermedades del corazón, un envejecimiento más lento y una mayor protección frente al Alzheimer. Según señalan los investigadores, la huella microbiana de un patrón alimentario omnívoro está fuertemente relacionada con resultados de salud menos favorables, mientras que la de un patrón vegano se vincula con mejores marcadores de salud cardiovascular.

Futuro: diversificación de proteínas y reformas en la política alimentaria

Tal como recoge Vegconomist, la necesidad de adoptar dietas más sostenibles y de diversificar las fuentes de proteína ya es un tema en la agenda de organismos y expertos en nutrición. En este sentido, EIT Food ha hecho un llamamiento para impulsar políticas innovadoras que contribuyan a diversificar la producción de alimentos y promover el consumo de proteínas vegetales. La búsqueda de un cambio alimentario no solo podría mejorar la salud humana, sino también contribuir a la protección del medio ambiente y al bienestar animal.

Las evidencias que emergen de este y otros estudios subrayan la relevancia de incrementar el consumo de alimentos de origen vegetal y, en la medida de lo posible, optar por dietas veganas para lograr un mejor equilibrio en la microbiota intestinal y, con ello, promover una salud integral a largo plazo.

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Derechos animales

El cazador cazado: Una parábola sobre la violencia innecesaria

Mientras la ciudad duerme, un rifle de postones asoma por una ventana. Su dueño, cómodamente instalado en pantuflas, ejerce su pequeña cuota de poder sobre las criaturas más débiles del jardín.

El “francotirador de pijama” se acomoda en su sillón, rifle de postones en mano. Desde la comodidad de su ventana, espera pacientemente a sus víctimas – conejos silvestres que tienen la desgracia de cruzar su jardín. El arma, de bajo calibre, raramente mata al instante. Los animales heridos se retuercen en agonía hasta que el cazador sale, fríamente, a desnucarlos para terminar con su sufrimiento.

Los cuerpos demacrados de estos conejos apenas ofrecen sustento – son criaturas escuálidas, y nuestro cazador debe roer los huesos para extraer la poca carne que tienen. Pero no es hambre lo que motiva esta cacería – su refrigerador está bien abastecido. Es algo más primitivo: el placer de ejercer poder sobre seres más débiles.

La naturaleza, no obstante, tiene una forma peculiar de enseñarnos sobre la fragilidad de nuestra posición en la cadena alimenticia. ¿Qué sucedería si nuestro “halcón de interior” se encontrara en el extremo receptor de esta misma lógica predatoria? ¿Cómo reaccionaría si un depredador más fuerte lo seleccionara como objetivo?

La lógica del depredador urbano

En nuestras ciudades, los grandes depredadores naturales han sido reemplazados por otro tipo de cazadores: aquellos que acechan en calles oscuras y seleccionan víctimas para despojarlas de sus pertenencias o su vida. La lógica es sorprendentemente similar – identificar un objetivo vulnerable y tomar lo que desean.

Nuestro “héroe del postón”, tan valiente desde su ventana, sería probablemente el primero en clamar por justicia, en llorar su condición de víctima, en exigir protección si se encontrara cara a cara con un depredador más fuerte, como un asaltante armado. La hipocresía de esta postura es evidente: quien encuentra placer en causar sufrimiento innecesario debería, al menos, tener la honestidad intelectual de aceptar la misma lógica cuando se aplica en su contra.

La hipocresía de la victimización selectiva

¿Qué diferencia fundamental existe entre el “francotirador de sofá” que dispara a conejos indefensos y el depredador urbano que lo selecciona como víctima? Ambos actúan bajo la misma lógica predatoria: el más fuerte ejerce su poder sobre el más débil. La única diferencia real es quién ocupa la posición de poder en cada momento.

Más allá de la depredación

La verdadera evolución moral consiste en reconocer que tenemos la capacidad de elegir no participar en este ciclo de violencia innecesaria. Pero si algunos, como nuestro cazador, insisten en perpetuar el sufrimiento simplemente porque pueden hacerlo, supongo tendrían al menos la decencia de aceptar “la lógica del depredador” en todas sus manifestaciones – incluso cuando se encuentran en el extremo receptor de esa misma violencia que tan alegremente infligen a otros.

La próxima vez que nuestro “cazador con pantuflas” apunte su rifle hacia estos conejos indefensos, quizás debería reflexionar sobre su propia vulnerabilidad en un mundo donde la ley del más fuerte aún prevalece en ciertos rincones oscuros de nuestras ciudades.

Por Héctor Pizarro
Sociedad Vegana

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Derechos animales

Un acto de libertad animal: 43 macacos podrían hallar paz en un santuario

Un grupo de empresarios financia la liberación de 43 macacos que escaparon de un cruel laboratorio.

Un grupo de empresarios ha decidido financiar el traslado de 43 macacos que escaparon de un laboratorio en Estados Unidos. Este acto de solidaridad no solo representa una segunda oportunidad para estos animales, sino también una llamada a reflexionar sobre el uso de seres sintientes en la ciencia.

Recientemente, estos macacos lograron escapar, desatando una ola de esperanza para quienes luchan por los derechos de animales explotados en laboratorios. Esta fuga simboliza la búsqueda de libertad de seres inocentes sometidos a prácticas que vulneran su integridad física y emocional. El apoyo financiero para llevarlos a un santuario es un paso vital hacia un entorno que respete sus necesidades y les ofrezca dignidad y paz.

El sufrimiento invisible de los animales en laboratorios

En nombre de la ciencia, los macacos y otros animales son sometidos a procedimientos dolorosos, a menudo sin resultados aplicables a humanos. Métodos alternativos, como modelos computacionales y cultivos de células, no solo son más seguros y éticos, sino también científicamente superiores.

La vida en laboratorio, marcada por aislamiento y privación, genera una profunda angustia psicológica en estos seres. Desde la perspectiva de los derechos animales, la experimentación en animales es innecesaria y cruel, un sufrimiento que nuestra sociedad no debería tolerar.

Un nuevo hogar para los macacos

El traslado de estos macacos a un santuario representa una esperanza y muestra de compasión humana. En un santuario, tendrán espacio para moverse y socializar, lejos del miedo y el dolor de la vida en laboratorio. Los santuarios no son zoológicos ni lugares de exhibición, sino refugios gestionados por personas dedicadas a ofrecerles una vida digna y segura.

Reflexión y cambio en la experimentación animal

Este caso nos recuerda la necesidad urgente de alternativas éticas a la experimentación animal. La biotecnología y los avances en inteligencia artificial ofrecen soluciones libres de crueldad, adoptadas ya por instituciones y empresas progresistas. Estos métodos no solo ahorran vidas, sino que también proporcionan datos más precisos para el tratamiento de enfermedades humanas.

Un llamado a la acción

La historia de estos macacos es una inspiración para seguir luchando por un mundo sin crueldad animal. Cada vida cuenta, y cada esfuerzo por reducir el sufrimiento es un paso hacia una sociedad más ética. Como defensores de los derechos animales, debemos alzar la voz por quienes no pueden hacerlo y presionar para cambiar leyes y prácticas científicas.

La huida de estos macacos y el esfuerzo por darles un nuevo hogar invitan a reflexionar sobre el futuro que deseamos construir. Apostar por la empatía y el respeto no solo es una victoria para los animales, sino también un avance en nuestra evolución humana. Hoy, más que nunca, debemos comprometernos a crear un mundo donde la ciencia y la compasión puedan coexistir y donde el sufrimiento animal sea cosa del pasado.

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Nutrición

Comer carne roja aumenta el riesgo de diabetes tipo 2

Un nuevo estudio demuestra que comer carne roja y procesada incrementa hasta en un 15% el riesgo de padecer diabetes tipo 2.

Según un estudio publicado en The Lancet Diabetes & Endocrinology, comer carne roja aumenta el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2. La investigación demuestra la importancia de la dieta en el desarrollo de la diabetes.

La diabetes tipo 2 se produce cuando el organismo no utiliza correctamente la insulina, lo que provoca un aumento del azúcar en sangre. Esto impide que las células absorban glucosa para obtener energía, lo que eleva los niveles de glucemia.

En el estudio participaron 31 grupos de personas de distintas zonas. Se analizaron adultos mayores de 18 años que informaron sobre su dieta y si habían sido diagnosticados de diabetes de tipo 2. Se excluyó a las personas con diabetes o con datos incompletos para mantener la precisión del estudio. El análisis examinó cómo los distintos tipos de carne influían en el riesgo, teniendo en cuenta el índice de masa corporal (IMC) y otros factores. El estudio utilizó un metaanálisis para tener en cuenta las diferencias entre los grupos.

Comer carne roja con frecuencia está relacionado con un mayor riesgo de diabetes. Comer 50 gramos de carne procesada al día aumentó el riesgo de diabetes tipo 2 en un 15% en diez años. Comer 100 gramos de carne roja no procesada, como un filete pequeño, aumentaba el riesgo en un 10%. Comer 100 gramos de carne de ave al día aumentaba el riesgo en un 8%. Los datos eran menos consistentes en el caso de las aves de corral que en el de las carnes rojas y procesadas.

El análisis incluyó datos de casi dos millones de personas, con un seguimiento de su salud durante 10 años. Se identificaron 107.271 casos de diabetes tipo 2. El estudio reveló que las personas de distintas regiones comen cantidades diferentes de carne. Los europeos comían más carne procesada, mientras que los estadounidenses comían más carne de ave. La investigación demostró que los riesgos de comer carne eran los mismos para los distintos grupos de personas. Esto demuestra que los resultados son relevantes en todo el mundo.

La profesora Nita Forouhi, de la Unidad de Epidemiología del Consejo de Investigación Médica (MRC) de la Universidad de Cambridge, declaró: «Nuestra investigación demuestra que comer carne roja procesada y no procesada aumenta el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2». Afirmó que los consejos de salud pública deberían limitar el consumo de carne, especialmente la procesada, para reducir el número de personas que contraen diabetes de tipo 2. Forouhi afirmó que, aunque el estudio muestra más sobre cómo afecta el consumo de carne de ave a la diabetes, la relación aún no está clara y se necesita más investigación.

Este amplio estudio demuestra que lo que comemos es muy importante para prevenir la diabetes. A medida que aumenta el número de personas que padecen diabetes de tipo 2, comer menos carne roja y procesada podría ayudar a reducir el número de personas que la contraen.

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Derechos animales

Más allá de la foto: el verdadero coste de los encuentros con animales en el turismo

La sinceridad de Chris Packham sobre una acción de la que se arrepiente resuena profundamente en mí, ya que yo también he participado en prácticas cuestionables de turismo animal de las que ahora también me arrepiento, como galopar imprudentemente a caballo hasta posar con un caimán inmovilizado.

Chris Packham, naturalista británico de renombre, defensor del medio ambiente y presentador de televisión conocido por su trabajo en el programa Springwatch de la BBC 2, ha escrito recientemente un artículo que invita a la reflexión sobre la ética del turismo animal. Como persona que ha dedicado su vida a la conservación de la vida salvaje y a la educación, las palabras de Packham tienen un peso considerable en la conversación sobre cómo interactuamos con los animales cuando viajamos.

En su artículo, publicado por The Guardian el 23 de julio, Packham admite un error cometido en el pasado: montar en elefante en un safari con su hijastra. Explica que en aquel momento le pareció que era la única forma segura de ver tigres en su hábitat natural. Pero con la perspectiva que da el tiempo y un conocimiento más profundo del bienestar animal, ahora se da cuenta de que la experiencia buscaba la satisfacción humana a expensas del bienestar de los elefantes.

La honestidad de Packham sobre sus acciones pasadas resuena profundamente en mí, ya que yo también he participado en prácticas de turismo animal cuestionables de las que ahora me arrepiento. Dos experiencias en particular me causan especial remordimiento:

Fiasco de equitación en un balneario

Durante unas vacaciones juveniles en la playa, me apunté con entusiasmo a montar a caballo, una de las muchas actividades turísticas que se ofrecían. Cegado por la emoción e ignorante de la inmensa responsabilidad que conlleva manejar una criatura tan magnífica, tomé una serie de decisiones lamentables.

A pesar de mi inexperiencia, impulsé al caballo al galope, persiguiendo temerariamente una descarga de adrenalina. Mi inexperiencia me llevó a cometer errores de novato: tirar demasiado fuerte de las riendas, cambiar mi peso de forma errática y, en general, tratar a este ser sintiente como poco más que una máquina de emociones.

La despreocupación de los encargados del caballo era igualmente llamativa. Su única prioridad parecía ser si yo podía pagar, mostrando una flagrante indiferencia tanto por el bienestar del animal como por mi propia seguridad.

Como señalé, reflexionar sobre esta experiencia me llena de remordimiento. Reconozco el estrés innecesario y el peligro potencial que infligí a ese noble animal. Mi egoísta búsqueda de emociones eclipsó por completo cualquier consideración por la comodidad o el bienestar del caballo. Este recuerdo me sirve para ilustrar cómo la ignorancia y la desconsideración pueden llevarnos a explotar a los animales para nuestra efímera diversión.

Insensatez en una granja de caimanes

En un viaje a una granja de caimanes, participé en lo que ahora reconozco como una oportunidad fotográfica abusiva. Posé con un pequeño caimán cuyas mandíbulas estaban atadas con una cuerda y me coloqué a la indefensa criatura alrededor del cuello para parecer «intrépido» en un selfie turístico. Lo absurdo de la situación está ahora dolorosamente claro: no había nada de valiente en manipular un animal inmovilizado para tomar una fotografía.

Estas experiencias, como el paseo en elefante de Packham, parecían inofensivas o incluso emocionantes en su momento. Sin embargo, representan un aspecto inquietante del turismo animal que da prioridad al entretenimiento humano sobre el bienestar y la dignidad de los animales.

Como Packham afirma elocuentemente en su artículo: «Ninguna emoción de cinco minutos o posterior publicación en las redes sociales que obtengamos de un encuentro con un animal vale una vida de sufrimiento para ellos». Este sentimiento resume perfectamente la necesidad de reevaluar nuestro enfoque de las interacciones con los animales cuando viajamos.

¿Qué podemos hacer para ser turistas más éticos con los animales? Packham hace varias sugerencias valiosas:

1. Utilicemos nuestro poder adquisitivo con prudencia, negándonos a gastar dinero en experiencias que puedan causar sufrimiento a los animales.

2. Investiguemos antes de participar en actividades relacionadas con animales.

3. Informemos de incidentes de crueldad animal en atracciones turísticas a las autoridades u organizaciones animalistas.

4. Busquemos alternativas éticas, como observar a los animales en su hábitat natural o visitar santuarios legítimos.

Mis acciones hicieron germinar valores veganos

Tras adoptar un estilo de vida vegano hace 12 años y dedicarme desde entonces a promover los derechos de los animales, ahora recuerdo los episodios mencionados con profundo pesar. Las dos criaturas inocentes y sensibles que utilicé irreflexivamente para mi entretenimiento no se lo merecían. Aunque podría alegar ignorancia y estupidez juvenil como defensa, sé que eso es insuficiente. Como muchos de quienes adoptan el veganismo, viví un momento decisivo en el que me di cuenta del daño que infligimos a los animales, no sólo por el consumo de productos animales, sino también por tratarlos como meros accesorios para nuestra diversión. Estas experiencias, entre otras cosas, alimentan ahora mi pasión por defender el bienestar y los derechos de los animales.

Debemos examinar críticamente nuestras interacciones con los animales y tomar decisiones conscientes que respeten su valor y dignidad inherentes. Nuestros fugaces momentos de entretenimiento nunca deben ser a costa del bienestar o la libertad de un animal.

Héctor Pizarro
Sociedad Vegana

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Derechos animales

Ecoparque de Buenos Aires:  Un rayo de esperanza para la conservación de la fauna

El Ecoparque de Buenos Aires ha pasado de ser un zoológico motivado por el lucro a un santuario centrado en la conservación que prioriza el bienestar animal y la sostenibilidad medioambiental.

En una notable transformación, el Zoo de Buenos Aires ha pasado de ser un centro de entretenimiento con fines de lucro a convertirse en un ecoparque centrado en la conservación, uniéndose así a una tendencia creciente en el país sudamericano, que da prioridad a la conservación y rehabilitación de la fauna salvaje por encima del entretenimiento público. Este giro supone un cambio significativo en el funcionamiento del parque y se enmarca en un movimiento más amplio hacia planteamientos más éticos y sostenibles en la gestión de la fauna silvestre.

El Ecoparque de Buenos Aires sirve ahora de santuario para la fauna salvaje con necesidad de cuidados y rehabilitación en toda Argentina, escribe el 19 de junio el periódico británico The Guardian. El parque alberga también el mayor biobanco del continente, que conserva el material genético de 120 especies en suspensión criogénica. Este compromiso con la conservación y la investigación se ha ganado el apoyo tanto del público como de la comunidad científica, que reconoce a Ecopark como un socio vital en la protección de la biodiversidad del país.

La transición de zoológico a ecoparque comenzó en 2016, tras la creciente desaprobación pública de los anticuados recintos del zoológico y su enfoque en la exhibición de animales para el entretenimiento. En los últimos siete años, el ecoparque ha retirado más de 1.000 animales, con destino a santuarios de todo el mundo, lo que refleja su compromiso de dar prioridad al bienestar animal. En la actualidad, sólo quedan en el parque unos pocos “animales heredados”, debido sobre todo a su avanzada edad y a las dificultades asociadas a su traslado.

Dolores Medina, coordinadora de conservación y vida salvaje del parque, subraya el cambio de prioridades: “Como zoológico, la conservación quedaba relegada a un segundo plano frente a su principal objetivo, ganar dinero. Ahora, no tenemos animales aquí con el propósito de ser mostrados al público… Trabajamos por la conservación de las especies pero también para concienciar a la gente de cómo están afectando a los animales”.

La transformación va más allá de los propios animales: varios edificios históricos del parque se han restaurado y reconvertido en oficinas, cafeterías, centros educativos y un hospital de animales de última generación. La antigua casa de los babuinos, por ejemplo, sirve ahora de centro de tratamiento para animales salvajes accidentados de toda Argentina.

El ecoparque de Buenos Aires no es el único en este movimiento, ya que zoológicos de Mendoza, Córdoba y Medellín también se están transformando en ecoparques o parques de conservación. Esta tendencia regional se debe en parte a la disminución del número de visitantes en comparación con los zoológicos de Europa y Norteamérica y a las crecientes críticas del público.

El Ecoparque de Buenos Aires sigue abierto a los visitantes, aunque con un límite diario restringido de 2.000 personas. Ahora se centra en la conservación y el rescate, con numerosos programas destinados a recuperar especies amenazadas como los guacamayos rojo y verde, los cóndores andinos, los tapires y las tortugas gigantes. El parque también colabora con organizaciones como Rewilding Argentina y la Fundación Bioandina para reintroducir animales en sus hábitats naturales y promover la conservación de ecosistemas críticos.

Lo que pensamos en Sociedad Vegana

Aunque los zoológicos han desempeñado históricamente un papel en la educación pública y la conservación, la práctica de confinar a grandes animales que naturalmente viven en libertad, a espacios reducidos, solo para el entretenimiento humano, plantea importantes problemas éticos. Animales como los elefantes, las jirafas y los grandes carnívoros están biológica e instintivamente condicionados para recorrer grandes territorios, participar en complejas interacciones sociales y mostrar comportamientos naturales que no pueden reproducirse en cautiverio. El confinamiento de los zoológicos tradicionales a menudo provoca trastornos físicos y psicológicos en estos animales, que se manifiestan en comportamientos como deambular desorientados, la automutilación y la depresión.

En cambio, iniciativas como la transformación del Zoo de Buenos Aires en un ecoparque representan un enfoque progresista y humanitario de la conservación de la fauna silvestre. Estos ecoparques dan prioridad al bienestar de los animales, centrándose en la rehabilitación, conservación y reintroducción de especies en sus hábitats naturales. Al pasar del entretenimiento a la conservación y la educación, estas instalaciones no sólo mejoran la vida de los animales, sino que contribuyen a una mayor sostenibilidad medioambiental.

A medida que aumenta la concienciación pública sobre el bienestar de los animales, se hace cada vez más evidente que el modelo tradicional de zoo es anticuado y problemático desde el punto de vista ético. La adopción del concepto de ecoparque, como demuestra el ecoparque de Buenos Aires, es un paso adelante encomiable. Es coherente con un planteamiento más compasivo y basado en la ciencia para interactuar con la fauna silvestre y protegerla, garantizando que las generaciones futuras puedan apreciar la riqueza de la biodiversidad sin comprometer la salud y la dignidad de los animales que pretendemos proteger.

Ilustración: fotogramas, presentación de la iniciativa “UTOPÍA, historia de una transformación” en YouTube.

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Una investigación de Animal Rising revela barbaries en granjas certificadas por la RSPCA

Una amplia investigación de Animal Rising ha sacado a la luz alarmantes escenas de crueldad y abandono animal en más de 40 granjas del Reino Unido que forman parte del programa RSPCA Assured Scheme, uno de los programas de bienestar animal más importantes del país.

La Real Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los Animales (RSPCA) se enfrenta a un gran escándalo tras la publicación de una exhaustiva investigación sobre el estado de sus granjas RSPCA Assured. El reportaje, realizado por la organización Animal Rising, incluye material filmado en más de 40 granjas del Reino Unido que forman parte del programa RSPCA Assured, uno de los mayores programas de bienestar animal del país.

Las perturbadoras imágenes revelan escenas de crueldad y abandono animal, como pollitos moribundos en granjas industriales y cadáveres de cerdos abandonados durante varios días en cobertizos inmundos. Los resultados de la investigación han puesto en tela de juicio el programa RSPCA Assured, diseñado para garantizar un alto nivel de bienestar animal.

Chris Packham, presidente de la RSPCA, ha calificado las imágenes de “indefendibles” y ha instado a la organización benéfica a suspender el programa. Peter Egan, ex vicepresidente de la RSPCA, también ha condenado las imágenes, afirmando que los resultados son profundamente desconcertantes y ponen en tela de juicio todo el sistema.

Esta revelación sigue a otras investigaciones sobre las granjas RSPCA Assured llevadas a cabo por grupos como Animal Justice Project y VIVA!
El sistema RSPCA Assured ha sido descrito anteriormente por un juez del Tribunal de la Corona como “efectivamente fraudulento”.

“Hemos investigado 45 granjas ‘RSPCA Assured’ en los últimos cuatro meses. Hemos visto a miles de animales viviendo hacinados en cobertizos mugrientos, viviendo y muriendo adoloridos por falta de cuidados. La RSPCA no protege a millones de animales atrapados en granjas de todo el país. Hablan de “mejorar la vida de los animales de granja”, pero ponen su sello de aprobación en granjas y prácticas que van en contra de todas las normas que dicen respaldar”, escribe Animal Rising al presentar su investigación en YouTube.

Rose Patterson, codirectora de Animal Rising, ha pedido a la RSPCA que abandone por completo el plan Assured: “Esta es la prueba definitiva de que la cría de animales nunca se puede hacer amablemente”. Insiste en que la organización benéfica más antigua y respetada del mundo en defensa de los animales ha perdido el rumbo y debe decidirse a dar la cara, proteger a los animales y abandonar el sistema Assured Scheme cuando se acerca su 200 aniversario.

Animal Rising, un movimiento social que aboga por una nueva relación con todos los seres y un futuro ecológico seguro, promete una campaña de acción sostenida hasta que la RSPCA abandone su certificación fraudulenta. El grupo reclama principalmente la transición a un sistema alimentario seguro y sostenible basado en las plantas, junto con un programa masivo de reforestación.

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El lucro se impone al bienestar: La alarmante negligencia de Mowi ante el sufrimiento de sus salmones

Las muertes masivas de salmones en Mowi ponen de manifiesto el grave coste de ignorar el bienestar animal, ya que las heridas y la mortalidad de los peces se reducen a una cuestión de ganancias.

En las atribuladas instalaciones de Mowi en Oksen, Noruega, un alarmante 75% de la población de salmones fue “degradada” este invierno debido a graves heridas y lesiones, como las que se ve en las siguientes fotografías, publicadas el 9 de mayo en un artículo de la Corporación de Radiodifusión de Noruega, NRK, con información del periódico financiero de ese país, Dagens Næringsliv.

Esta impactante imagen capta un grupo de salmones con heridas graves, poniendo de relieve los acuciantes problemas de la industria acuícola.
Estas impactantes imágenes muestran salmones con graves heridas, causadas por una combinación de parásitos, desparasitación, negligencia e ineptitud. En algunos casos, fue el destino compartido hasta por el 80% de los salmones en instalaciones de Mowi en Noruega. Fotografías (c) Mattilsynet/NRK

Esta cruda realidad salió a la luz tras una inspección no programada de la Autoridad de Seguridad Alimentaria, Mattilsynet, en la costa de Trøndelag, revelando salmones con graves y múltiples heridas. Las declaraciones de la gerencia de Mowi, sumado a su historial documentado de sufrimiento animal, dejan en evidencia que la principal preocupación de este gigante de la salmonicultura no es el evidente sufrimiento de los salmones, sino el impacto en sus flujos de dinero y valoración bursátil.

La grave situación en Oksen no es nueva; los registros tanto de los informes de sacrificio como de las cifras de biomasa presentadas por Mowi durante el invierno boreal confirman un problema de larga data. Particularmente en la instalación de Oksen, cerca de Sotra, los informes dejaron en evidencia tasas de mortalidad excesivamente altas y cuantiosas lesiones en los peces, exacerbados por lo que Mowi describió como “condiciones desafiantes” debido a la presencia inusual de parásitos a lo largo de la costa.

La narrativa presentada por Mowi, centrada principalmente en lo que denomina “retos operativos y esfuerzos de mitigación”, contrasta fuertemente con los sombríos datos revelados. Solo en enero, un asombroso 61,51% de los peces de un centro de producción murieron. La tasa de mortalidad acumulada a finales de febrero se situó en el 28,6%, con importantes discrepancias entre los informes de la empresa y las cifras oficiales. Durante la tercera semana de febrero, el 80% de los salmones estaban tan dañados que no podrían ser comercializados.

Un escrito enviado a Mowi por la Autoridad de Seguridad Alimentaria de Noruega critica la respuesta tardía de la empresa ante la creciente crisis, señalando que las principales intervenciones para sacrificar a los peces con “bienestar comprometido” (un eufemismo que quiere decir “cuantiosas heridas causándoles grandes sufrimientos”), deberían haber comenzado mucho antes. Tal ineptitud pone de relieve una desconcertante falta de consideración por el sufrimiento animal, eclipsada por deliberaciones procedimentales y financieras.

Además, la clasificación de los peces por parte de Mowi en diferentes categorías de calidad ilustra aún más un panorama inquietante: una parte sustancial del salmón, clasificada como no apta para la venta directa al consumidor debido a heridas y lesiones, requiere ajustes de procesamiento antes de que pueda siquiera considerarse para el mercado o la exportación.

Informes veterinarios y opiniones de expertos, como los de Trygve Poppe, ex catedrático de la Facultad Noruega de Ciencias Veterinarias, sugieren que estos problemas no son incidentes aislados, sino parte de un patrón problemático de descuido del bienestar animal en las instalaciones. Poppe critica la falta de adaptabilidad de la industria a los desafíos del mundo real, que invariablemente repercuten en el bienestar animal.

Ola Helge Hjetland, Director de Comunicaciones de Mowi, declaró: “Desafortunadamente, no es sorprendente que esto venga de Poppe, pero es muy decepcionante”. Esta respuesta evidencia una táctica de Mowi por desacreditar a Poppe, al intentar descalificarlo en lugar de abordar lo que el experto plantea sobre el problema de fondo. Hjetland continuó con un argumento que ya es habitual: “Mowi se toma muy en serio el bienestar y la salud de sus peces. Por razones éticas, de sostenibilidad y financieras, va en nuestro propio interés que los peces crezcan y tengan la mejor vida posible. Por lo tanto, invertimos cuantiosos recursos en investigación y desarrollo para aumentar la supervivencia y mejorar el bienestar de los peces”. Esta consabida afirmación se alinea con la igualmente usual práctica de la industria de etiquetar el sufrimiento animal como meros “desafíos operativos”. En tal sentido, las proclamadas “preocupaciones éticas” de Mowi rayan en lo absurdo dadas las realidades reportadas.

A medida que los reguladores, como la Autoridad de Seguridad Alimentaria, exigen nuevos planes operativos a Mowi para evitar episodios recurrentes de alta mortalidad y bienestar comprometido, se hace evidente la necesidad de una revisión radical de las prácticas y prioridades en Mowi. La situación requiere una respuesta inmediata y transparente que priorice el bienestar animal sobre las ganancias financieras.

La semana pasada, escribimos sobre las sombrías realidades de la industria salmonera noruega, reveladas en un reportaje de la Corporación Noruega de Radiodifusión, NRK. La industria, que se caracteriza por el inmenso sufrimiento animal y el daño ecológico que ocasiona, obliga al salmón a soportar vidas miserables en jaulas superpobladas e infestadas de enfermedades, mientras que parásitos como piojos del salmón prosperan en estas condiciones. Técnicas como la desparasitación térmica, donde los salmones se someten a temperaturas que para una especie de agua fría equivalen a ser hervidos vivos durante interminables segundos, resaltan la crueldad extrema involucrada, que a menudo resulta en la muerte o lesiones graves. A pesar de algunas tímidas iniciativas de Mattilsynet para eliminar gradualmente tales prácticas debido a preocupaciones sobre el bienestar animal, las presiones de la industria la llevaron a revertir su propuesta, lo que subraya un problema sistémico de maltrato animal y negligencia ecológica motivado por el lucro, con la complacencia de la entidad reguladora. En cuanto a la autoridad política, factores como el crecimiento económico, la creación de empleos y la consiguiente recaudación tributaria, sumadas al intenso lobby de esta poderosa industria, determinan su pasividad, o mejor dicho, su complicidad.

Héctor Pizarro, Sociedad Vegana

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La tragedia de las piscifactorías de salmón en Noruega: Una historia de sufrimiento y codicia

En los prístinos fiordos de Noruega, una oscura realidad acecha bajo la superficie. La industria salmonera del país, la mayor del mundo, se asienta sobre una base de inmenso sufrimiento animal y destrucción ecológica.

Un reciente reportaje de la Corporación Noruega de Radiodifusión (NRK) arroja luz sobre esta sombría verdad a través de las historias de “Lisa”, un salmón, y “Laura”, un piojo del salmón.

Lisa representa a los millones de salmones confinados y obligados a nadar en círculos en las estrechas jaulas de las piscifactorías noruegas. Desde el momento en que es arrojada al mar, Lisa sufre una vida de miseria. Las condiciones de hacinamiento son un caldo de cultivo para enfermedades y parásitos, incluido el infame piojo del salmón.

Laura, el piojo del salmón (Lepeophtheirus salmonis), simboliza en el reportaje de NRK las desenfrenadas parasitosis que asolan las piscifactorías noruegas. Laura prospera en un entorno antinatural y densamente poblado que debilita la resistencia de sus hospedadores. Su presencia es consecuencia directa de los desequilibrios ecológicos fomentados por las prácticas de la industria acuícola.

Para combatir los piojos, los piscicultores someten a los salmones a un cruel procedimiento denominado “despiojamiento térmico”. Los peces son arrojados a agua calentada hasta los 28-34°C. Para una especie de agua fría, como el salmón, es un tormento inimaginable, parecido a ser hervido vivo. En su reportaje, NRK presenta una filmación de las desesperadas contorsiones de un salmón sometido al tratamiento. Muchos salmones mueren o sufren graves heridas durante el despiojamiento térmico. Los supervivientes quedan debilitados y vulnerables a las enfermedades.

La crueldad del despiojamiento térmico es innegable, al punto que en 2019, la Autoridad Noruega de Seguridad Alimentaria (Mattilsynet) anunció planes para eliminar gradualmente la práctica debido a preocupaciones sobre el bienestar animal. Sin embargo, en un sorprendente vuelco, la agencia cedió a la presión de la industria y abandonó la prohibición en 2021. Ahora incluso avala el escaldado del salmón como “viable”, priorizando el lucro sobre la prevención de la crueldad animal.

El sufrimiento infligido por el despiojamiento térmico se ve agravado por la ineptitud de los trabajadores. Los salmones estresados son bombeados bruscamente a los barcos de tratamiento, sufriendo a menudo más lesiones por colisiones o atascándose en las tuberías. En uno de los casos documentados por NRK, los trabajadores “olvidaron” llenar de agua las tuberías, con lo que los salmones fueron extraídos en seco. El mantenimiento deficiente de los equipos también provoca tratamientos chapuceros que prolongan la agonía de los peces.

Las escaldaduras no son el único tormento que sufren los salmones. Las enfermedades proliferan y provocan desde la ruptura del corazón hasta la putrefacción de la carne. Los piojos de mar mordisquean la piel de los peces, causándoles heridas en carne viva. En las jaulas superpobladas e inmundas, las infecciones se extienden como un reguero de pólvora. Los salmones que no son “sacrificados” rápidamente permanecen en la miseria, languideciendo a causa de llagas abiertas, deformidades y fallos orgánicos.

Sólo en la piscifactoría de Lisa perecieron más de 60.000 salmones en cuestión de meses, víctimas de virus, bacterias, hongos y parásitos. NRK entrevistó a una veterinaria que estudió anteriormente la industria y que ahora, presa del remordimiento, comenta: “Siento que he contribuido a que muchos salmones ahora sufran malos tratos. Ha sido muy duro pensar en ello. Aún me culpo por no haber sido lo suficientemente previsora”.

Sin embargo, movidos por la codicia, los piscicultores siguen atiborrando a más peces y manteniéndolos vivos a toda costa. Cada kilo extra significa un mayor lucro, sin tener en cuenta el precio de la agonía. Los salmones demasiado enfermos para terminar vivos el proceso de engorda son “sacrificados de urgencia”, un destino que a menudo se prolonga durante días debido a los procedimientos involucrados.

Esta es la desgarradora realidad que se esconde detrás de cada filete de salmón noruego de piscifactoría: una industria basada en el maltrato sistemático de animales a gran escala, todo ello para satisfacer una demanda sostenida, e incluso creciente desde mercados asiáticos y árabes. Como escribió el ecologista Patrick Curry: “La destrucción ecológica y el maltrato de los animales están integrados en las estructuras de la economía global moderna. Combatirlos exige enfrentarse cara a cara con todo su horror y reconocerlos por lo que son”.

Nosotros, como consumidores, tenemos el poder de oponernos a esta crueldad desmedida. No nos dejemos engañar por el lavado verde de la industria: no existe la cría de salmón “sostenible” o “humanitaria”. La opción más eficaz es no consumir salmón.

Con las abundantes opciones vegetales disponibles, podemos disfrutar de comidas deliciosas y nutritivas sin financiar el maltrato animal. Los salmones son criaturas sensibles que merecen vivir libres de tormento y sufrimiento. Conociendo la verdad que se esconde detrás de esta industria, vale la pena preguntarnos: ¿merece la pena el coste en agonía que supone saborear fugazmente su carne?

El camino está claro: es hora de boicotear la cría del salmón y todos sus productos. Al hacerlo, retiramos nuestro apoyo financiero y dejamos claro que no toleraremos una crueldad animal y un desprecio por los ecosistemas marinos tan flagrantes. La vida de los peces depende de ello, y nuestra propia humanidad así lo exige.

Héctor Pizarro, Sociedad Vegana