El rodeo, una actividad profundamente ligada a las clases chilenas más acomodadas, es una práctica anticuada que todavía se define como “deporte”.
En Chile, el rodeo es un deporte nacional, además de una importante tradición cultural. Consiste principalmente en inmovilizar a un ternero o “novillo” contra una pared acolchada, en un ruedo o “medialuna”. Dos jinetes, “huasos”, trabajan en parejas e intentan ganar puntos aplastando al animal contra la pared del ruedo. Dependiendo de la forma en que se empuje e inmovilice al ternero, usando los caballos como cuñas, se determina cuántos puntos recibe o pierde cada pareja de huasos.
La temporada de rodeo suele comenzar el 18 de septiembre, el día nacional chileno, y continúa durante meses en todo el país, con varios campeonatos locales. El rodeo, reconocido como disciplina deportiva en los años 60, es considerada por muchos como una pintoresca costumbre chilena, una práctica histórica; mientras que otros la ven como una expresión de crueldad, algo parecido a las corridas de toros, y nada más. A un ternero indefenso se le causa un gran dolor, estrés y daño, para deleite de jinetes y espectadores.
Una propuesta de nueva constitución chilena, que se someterá a plebiscito el 4 de septiembre, busca que se reconozca a los animales como seres sintientes, con el derecho a vivir una vida libre de maltrato. En caso de aprobarse, este apartado modificaría el Código Civil, donde los animales son actualmente definidos como “bienes muebles”, es decir, capaces de moverse por sí mismos, pero a merced de sus “tenedores”.
El periódico El País publicó el 9 de mayo un artículo sobre el rodeo chileno, donde incluye declaraciones de Cristian Moreno, expresidente de la Federación del Rodeo Chileno, Ferochi, la más grande de las seis que existen en Chile. En conjunto, las federaciones suman 40.000 miembros.
“Es evidente que los animales son sintientes”, pero da lo mismo
Según El País, Moreno declaró que “es evidente que los animales son sintientes, pero el problema es otro: si es que la sintiencia implica que uno puede o no usar los caballos o animales en general en temas deportivos o de producción. No creemos que sea razonable pretender que los animales son sujetos de derechos. Lo que hay son obligaciones de los tenedores”.
Con ello, Cristian Moreno ha puesto los puntos sobre las íes. El 5 de mayo veía en YouTube un interesante debate entre Ed Winters, escritor británico, y Martin Kennedy, Presidente de la asociación de ganaderos de Escocia. En el debate, Winters acorrala a Kennedy, quien primero intenta negar que la industria porcina británica sacrifica a sus cerdos en horrendas cámaras de gases, para luego – confrontado por los datos aportados por el propio Winters – admitir que el 90% efectivamente es sacrificado de esa forma (y con ello haber mentido) precisando luego que “es una forma humana de sacrificarlos”. El punto es que mientras el escocés Martin Kennedy – y muchos representantes de la industria cárnica internacional – intentan justificar, incluso mintiendo, por qué hacen sufrir a animales sintientes, al chileno Cristian Moreno le da lo mismo. El debate sobre la sintiencia animal es irrelevante para este paladín del rodeo: está claro que son sintientes, pero no por eso van a tener derechos. ¿Y de qué derecho estamos hablando? Del derecho a no ser maltratados.
La federación de rodeo ha realizado varios cambios al reglamento en favor del novillo que, por norma, solo es llevado a un rodeo una vez en su vida (desde el ruedo el animal regresa a finalizar su engorda, siendo el matadero su siguiente y último paradero). La federación busca “valorar más la técnica que la fuerza”. Paralelamente, la periodista española pudo observar que la membresía en Ferochi tiene un valor de 5.800 dólares anuales, y que los “huasos” participantes se caracterizan por tener apellidos normalmente relacionados con las clases acomodadas de Chile.
El País también entrevistó a Ignacia Uribe, presidenta de la Fundación Vegetarianos Hoy, quien dijo que si bien el ideal para ellos es que se elimine el rodeo, su prioridad ahora es que deje de ser financiado por aportes públicos. La fundación no busca una mejora en las condiciones de los animales. “Es un deporte donde ganas puntos aplastando a una vaca pequeña con un caballo contra una pared. No hay forma de hacerlo sin maltrato animal”.
Por su parte, la doctora Beatriz Zapata, secretaria general del Colegio Médico Veterinario de Chile (Colmevet), cree que “sería muy sano” para el rodeo que no sean ellos mismos los que fiscalicen. “No creo que haya una mala intención, pero siempre es bueno que un organismo externo fiscalice cómo funciona otro, como ocurre en las acreditaciones y certificaciones”.
Pero Cristian Moreno se opone a cualquier control externo de su actividad: “Cómo va a venir otro ente que sale de no sé dónde, que lo elige no sé quién, a decir lo que yo puedo hacer o no en mi organización. Evidentemente que no”, declaró a El País. La lógica de Moreno tiene paralelos históricos. En su momento, quienes se beneficiaron de la esclavitud se opusieron tajantemente a que otros entes, que salieron quien sabe de dónde, les dijeran que la esclavitud era problemática.
Sin embargo, este independentismo del rodeo no es tal a la hora de solicitar recursos públicos para su financiamiento. Anualmente, el Estado de Chile aporta alrededor de un millón de dólares a esta actividad, cortesía de todos los contribuyentes chilenos, sean o no partidarios del rodeo.
Ante El País, el expresidente de la Federación del Rodeo Chileno defiende reiteradamente que cumplen con la normativa legal. Y ese es precisamente el problema. Aunque en Chile hay una ley de protección animal, el rodeo está exento y es regulado por su propio reglamento.
Este reglamento es explicado en la página de Preguntas Frecuentes de Ferochi. Al leer esta cándida y didáctica página, casi queda la impresión de que el novillo se divierte con este juego en el que, repentinamente, se encuentra participando. Por ejemplo, ante la pregunta ¿Qué hacen para parar al novillo cuando cae al suelo?, la organización responde: “Cuando un novillo cae al suelo y no se levanta por sí solo, entra una persona que lo estimula para que se levante”.
Invitamos al lector a ver este breve video de la ONG chilena Animal Libre, captado en un rodeo, y hacerse su propia opinión, incluido el “estímulo” que se da a los novillos para que se levanten.
También es evidente que los propios caballos se ven estresados y abrumados por esta violenta práctica a la que sus jinetes les empujan.
Quisiera preguntar a las autoridades chilenas, ¿qué pasaría si el animal en la medialuna fuese un perro y no un novillo? A mi juicio, es un flagrante ejemplo de especismo estatal.
Héctor Pizarro
hector@sociedadvegana.com
PD: Con gusto debatiría con Cristian Moreno u otro representante de las organizaciones del rodeo chileno. La única condición sería que el diálogo fuese abierto, no guionizado, en vivo y transmitido vía streaming por YouTube. Contacto: hector@sociedadvegana.com
Ilustración: fotograma, video de AnimalLibre.org
Actualización 13 de mayo 2022: atendiendo una consulta de una lectora, quien por sensibilidad prefiere no ver el video del rodeo chileno enlazado desde este artículo, quisiéramos explicar que las prácticas para “estimular” a los novillos a levantarse son tirones de orejas y de colas, golpes de puño, puntapiés y uso de electrochoque.
Recomendamos: