Expertos académicos califican de “desconcertante” la ausencia de la reducción del consumo de carne en el plan climático de la ONU, lo que pone de relieve un vacío crítico a la hora de abordar el cambio climático.
La reciente publicación de una hoja de ruta de las Naciones Unidas para hacer frente a la crisis climática y combatir el hambre ha suscitado un intenso debate en círculos académicos. La polémica se debe sobre todo a la flagrante ausencia de mención alguna a la reducción del consumo de carne como medida estratégica, algo que los académicos califican de “desconcertante”. Este sentimiento se ve agravado por el aparente desprecio de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) por el potencial de las proteínas alternativas, como las derivadas de fuentes vegetales, para mitigar el impacto ambiental tradicionalmente asociado a la ganadería.
Un grupo de expertos, expresando su preocupación en un comentario para la revista Nature Food, puso de relieve sus recelos ante el descuido de la FAO. Señalaron que la hoja de ruta, a pesar de su exhaustivo esbozo de 120 acciones para hacer frente al doble desafío del cambio climático y el hambre, no incorpora una metodología clara para la selección de estas acciones ni proporciona una lista definitiva de contribuyentes. Esta falta de transparencia y claridad metodológica plantea interrogantes sobre la base en la que estas acciones se consideraron preferibles a otras, en particular la reducción del consumo de carne en las naciones ricas, una estrategia respaldada por multitud de estudios científicos por su doble beneficio para el clima y la salud humana.
La respuesta de la FAO a estas críticas fue subrayar que la crítica de los expertos no abordaba plenamente la profundidad y amplitud de las recomendaciones del informe. Sin embargo, las revelaciones de antiguos funcionarios de la FAO, recogidas por el periódico británico The Guardian, sugieren un patrón de resistencia dentro de la organización a reconocer plenamente el papel de las emisiones de metano procedentes de la ganadería como un factor significativo en el calentamiento global. Esta reticencia parece contradecir el consenso científico de que alcanzar el objetivo climático internacional -limitar el calentamiento global a 1,5C por encima de los niveles preindustriales- requiere alteraciones sustanciales en nuestros sistemas de producción de alimentos. En concreto, la ganadería es responsable del 12%-20% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, al tiempo que utiliza el 83% de las tierras agrícolas para producir sólo el 18% de las calorías del mundo.
La hoja de ruta de la FAO, presentada en la Cumbre del Clima de Cop28, plantea que los cambios en la dieta son indispensables para la salud humana y planetaria. Sin embargo, las medidas que propone eluden la cuestión de reducir el consumo de carne y productos lácteos, especialmente en los países en los que prevalece el consumo excesivo. En su lugar, la FAO aboga por mejorar la eficacia de las técnicas de cría de animales.
Los expertos, entre ellos Cleo Verkuijl, del Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo (EE.UU.), han expresado su asombro por el olvido en la hoja de ruta de una de las medidas más evidentes para alcanzar los objetivos medioambientales y sanitarios. La infravaloración de las proteínas alternativas resulta especialmente desconcertante para estos expertos, dadas las pruebas cada vez más concluyentes de su menor huella medioambiental en comparación con la carne tradicional. La postura de la FAO, que considera escépticamente que las carnes de origen vegetal son deficientes desde el punto de vista nutricional sin aportar pruebas sustanciales, ha sido recibida con críticas.
Reforzando esta perspectiva, un informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) destacaba los sustanciales beneficios medioambientales que podrían obtenerse si se opta por alternativas a la carne y los lácteos. Matthew Hayek, profesor de la Universidad de Nueva York, lamentó la falta de transparencia metodológica y de datos concretos de la FAO para respaldar su afirmación de que unos pequeños ajustes en la gestión ganadera podrían bastar para alcanzar los objetivos climáticos. Argumentó que reducir el consumo de productos animales podría aliviar de forma significativa los desafíos a los que se enfrentan nuestros sistemas alimentarios, incluyendo la necesidad de aumentar la provisión de alimentos al tiempo que se minimizan las emisiones de gases de efecto invernadero y se mejoran los resultados en materia de salud y nutrición.
Además, los expertos criticaron el informe de la FAO por omitir cualquier referencia al enfoque “Una sola salud”, que busca integrar la salud humana, animal y medioambiental. Advirtieron que algunas de las intervenciones sugeridas por la FAO, como cambiar la carne de vacuno por la de pollo e intensificar la ganadería, podrían exacerbar los riesgos asociados a la resistencia a los antimicrobianos y las enfermedades zoonóticas.
Quisiera comenzar este artículo con una reflexión sobre la transparencia y la industria cárnica.
En Sociedad Vegana nos esforzamos por desvelar las realidades de las industrias que explotan sistemáticamente a seres sensibles (cárnica, láctea, avícola, acuícola, etc.) y su impacto en el bienestar de los animales, en la salud de las personas y en la sostenibilidad del planeta. Hoy, el algoritmo de YouTube me recomendó un convincente video en el que aparecía una ponente presentada como “Kate Cooper”, experta en marketing. En el video, la ponente revela las tácticas manipuladoras empleadas por la industria alimentaria para influir en las percepciones y elecciones de los consumidores, especialmente en relación con los productos de origen animal.
Inmediatamente me cautivó el contenido y las ideas que ofrecía, especialmente por tratarse de una “insider” del sector. Por lo tanto, me propuse escribir un artículo basado en la información presentada por “Kate Cooper”. Sin embargo, al indagar un poco, descubrí que la ponente no era una experta en marketing como se decía, sino una actriz llamada Kate Miles. Esta revelación me hizo reflexionar y me obligó a reconsiderar el tema.
En Sociedad Vegana estamos abocados a informar, lo que conlleva un compromiso irrestricto con la verdad y con la verificación de las fuentes de la información que publicamos. En ese contexto, es imperativo ser transparente sobre las fuentes de información y evitar tergiversar las credenciales o la experiencia de las personas. Aunque el contenido de la charla de “Kate Cooper” indudablemente contiene verdades valiosas sobre las prácticas de la industria cárnica, creo que sería engañoso presentar la información como si procediera de una auténtica conocedora de la industria.
Al igual que ocurrió con la industria tabaquera en el pasado, las industrias dedicadas a la explotación animal tienen un largo historial de engaño y desinformación, apoyado en estrategias de marketing y lavado de imagen. Las empresas tabaqueras mintieron durante décadas sobre los efectos perjudiciales del tabaco hasta que las pruebas fueron abrumadoras. La industria cárnica sigue ocultando la verdad sobre las crueles realidades del sector y su impacto en la salud pública y el medio ambiente.
Estimo que como sociedad, y como consumidores, debemos permanecer vigilantes y exigir transparencia a las industrias que conforman nuestro sistema alimentario. Necesitamos denunciantes valientes y personas conocedoras de la industria que den la cara y expongan la verdad, arrojando luz sobre las tácticas manipuladoras y los costes ocultos de la explotación animal.
Luego de esta aclaración sobre el video en cuestión, quisiera abordar algunas formas, entre muchas, en que la industria de la explotación animal manipula la percepción pública.
Privados de su naturaleza: La cruel realidad tras la cría moderna de cerdos
En el mundo del marketing alimentario, la industria cárnica se ha convertido en una experta en manipulación y propaganda, empleando un lenguaje e imágenes cuidadosamente elaborados para dar un barniz positivo a sus prácticas. Uno de los ejemplos más sorprendentes de este engaño es la forma en que la industria retrata el paso de la cría tradicional de cerdos a los sistemas modernos e intensivos, enmarcándolo como una muestra de progreso e innovación.
Cuando pensamos en la cría de cerdos, a menudo nos vienen a la mente imágenes de campos embarrados y entornos naturales. Sin embargo, la industria cárnica ha trabajado incansablemente para cambiar esta percepción, promoviendo la idea de que trasladar a los cerdos a instalaciones de hormigón es un avance positivo. Pero tras esta fachada de supuesta limpieza y progreso se esconde una verdad inquietante sobre la privación de los instintos y comportamientos naturales de estos animales.
La maquinaria de marketing de la industria cárnica busca presentar las prácticas modernas de cría de cerdos como limpias, eficientes y vanguardistas. Al hacer hincapié en las supuestas ventajas de confinar a los cerdos en recintos de concreto, pretende calmar las preocupaciones de los consumidores sobre el bienestar animal. Sin embargo, un examen más detenido de estos sistemas revela el profundo impacto perjudicial que tienen sobre el bienestar físico y mental de estos animales inteligentes y complejos.
La industria cárnica redefine el bienestar animal
En el ámbito del marketing alimentario, la industria se ha vuelto experta en manipular las percepciones de los consumidores para mantener una imagen positiva de sus prácticas. Un ejemplo de ello es la forma en que retrata el cambio de los métodos de cría tradicionales a los modernos sistemas de cría intensiva. Mediante un lenguaje y unas imágenes cuidadosamente elaborados, pretende convencer a los consumidores de que trasladar los cerdos de los campos embarrados a instalaciones de hormigón es una señal de progreso e innovación.
La industria hace hincapié en la noción de limpieza, sugiriendo que al sacar a los cerdos de su entorno natural y colocarlos en recintos de hormigón “limpios”, están protegiendo a los animales del “asqueroso y sucio barro” y de las “enfermedades que acechan en él”. Esta narrativa es especialmente evidente en los materiales educativos dirigidos a los niños, como los libros para colorear, que presentan a los cerdos en entornos supuestamente estériles y controlados como un avance positivo en la cría de animales.
Sin embargo, esta representación del progreso es una fachada engañosa que oculta las verdaderas implicaciones de estas prácticas de crianza modernas. En realidad, al confinar a los cerdos en instalaciones de hormigón, la industria está privando a estos animales inteligentes y sensibles de sus instintos y comportamientos naturales. Los cerdos son criaturas con instintos que incluyen escarbar, cavar agujeros y hacer nidos.
En su hábitat natural, los cerdos realizan una amplia gama de actividades esenciales para su bienestar físico y mental. Escarbar, por ejemplo, es un comportamiento profundamente arraigado que les permite explorar su entorno, buscar comida y expresar su curiosidad natural. Del mismo modo, la capacidad de cavar agujeros y hacer nidos es un aspecto crucial del comportamiento porcino, sobre todo para las cerdas que se preparan para parir. Estas actividades instintivas no sólo proporcionan a estos animales una sensación de bienestar y seguridad, sino que también desempeñan un papel vital en sus interacciones sociales y estructuras jerárquicas.
Al confinar a los cerdos en recintos de hormigón, la industria elimina estos elementos esenciales de su existencia natural. El entorno artificial de los sistemas de cría modernos niega a los cerdos la oportunidad de experimentar los comportamientos que definen a su especie. Esta privación les provoca estrés, frustración y angustia psicológica, ya que los animales no pueden expresar sus instintos naturales ni satisfacer sus necesidades inherentes.
La afirmación de la industria de que sacar a los cerdos de los campos fangosos reduce su exposición a enfermedades es una simplificación engañosa. Si bien es cierto que ciertas enfermedades pueden ser más frecuentes en entornos al aire libre, el confinamiento de alta densidad de cerdos en granjas industriales crea su propio conjunto de riesgos para la salud. La proximidad de los animales en estos sistemas facilita la rápida propagación de las infecciones, haciendo necesario el uso generalizado de antibióticos para controlar los brotes de enfermedades. Esta dependencia de los antibióticos tiene importantes consecuencias para la salud pública, ya que contribuye al aumento de bacterias resistentes a los antibióticos.
Además, las condiciones de hacinamiento en las granjas industriales no solo afectan el bienestar de los animales, sino que también pueden convertirse en un caldo de cultivo para enfermedades potencialmente pandémicas. Un ejemplo notable es el brote de influenza H1N1 en 2009, también conocido como “gripe porcina”. Se cree que este virus surgió de las granjas industriales de cerdos en México, donde las condiciones insalubres y el hacinamiento permitieron que el virus se propagara rápidamente entre los animales antes de saltar a los humanos.
Es irónico que durante la pandemia de Covid-19 se nos obligara a los humanos mantener el distanciamiento social para prevenir la propagación del virus, mientras que en los criaderos de cerdos, bovinos y aves, los animales están confinados en espacios extremadamente reducidos. Estas condiciones de hacinamiento no solo causan un tremendo sufrimiento a los animales, sino que también crean un entorno propicio para la aparición y propagación de enfermedades, incluyendo las zoonóticas.
La ganadería industrial, con sus prácticas de confinamiento intensivo, uso excesivo de antibióticos y falta de medidas de bioseguridad adecuadas, supone una grave amenaza para la salud pública. Los patógenos que surgen en estas condiciones tienen el potencial de propagarse rápidamente entre los animales y, en algunos casos, de cruzar la barrera de las especies e infectar a los seres humanos.
Entonces, los intentos de la industria cárnica de presentar la retirada de los cerdos de su entorno natural como un desarrollo positivo son una estrategia de marketing calculada para calmar las preocupaciones de los consumidores y mantener la ilusión de progreso. Al centrarse en los supuestos aspectos de limpieza y prevención de enfermedades de las prácticas ganaderas modernas, desvían la atención del profundo impacto perjudicial que estos sistemas tienen en el bienestar animal.
Desenmascarando las mentiras sobre el cruel confinamiento de las cerdas en jaulas de gestación
El argumento presentado por la industria porcina para justificar el confinamiento de las cerdas en jaulas estrechas es un claro intento de ocultar una realidad cruel y poco ética bajo una fachada de preocupación por el bienestar animal. Afirmar que las decisiones sobre los métodos de estabulación se basan principalmente en “datos científicos sólidos” y en las “aportaciones de los expertos veterinarios” es una falacia, ya que numerosos estudios han demostrado los efectos negativos del confinamiento intensivo en la salud física y mental de los cerdos, especialmente en las cerdas confinadas por meses en jaulas de gestación.
En realidad, mantener a las cerdas en jaulas donde ni siquiera pueden moverse no tiene nada que ver con optimizar su salud, seguridad o comodidad. Estas prácticas están diseñadas para maximizar la eficiencia y los beneficios económicos a expensas del bienestar animal. Las cerdas son seres inteligentes y sensibles que requieren espacio adecuado para moverse, explorar y participar en comportamientos naturales. Confinarlas en espacios extremadamente reducidos les causa un tremendo estrés, frustración y sufrimiento, lo que puede llevar a problemas de salud física y trastornos del comportamiento, llegando incluso a enloquecer.
Además, afirmar que “lo más importante es el cuidado individual que se da a cada cerdo” es una burla cuando las cerdas están hacinadas en jaulas donde ni siquiera tienen espacio para darse la vuelta. En estas condiciones, las necesidades básicas de las cerdas, como el movimiento, la interacción social y la expresión de comportamientos naturales, se ven anuladas.
No es realista esperar que la industria cárnica admita sus prácticas y motivación verdadera, que es el lucro. Continuaremos, por lo tanto, escuchando sus falsedades sobre el bienestar animal.
En última instancia, el verdadero poder lo tiene el consumidor. Las personas tenemos la capacidad de discernir. Si vemos la foto de la cerda inmóvil en la jaula de gestación y la industria porcina nos dice “lo hacemos porque nos preocupa su felicidad”, entonces es fácil sacar nuestras propias conclusiones.
En el silencio conmovedor que precede al alba, los defensores de los animales se reúnen, unidos por un propósito común: las vigilias por los animales.
Estos encuentros, llenos de emoción y solidaridad, son mucho más que simples actos de protesta; son la expresión más sincera de la empatía humana, una oportunidad para reconocer y honrar las vidas de aquellos seres que, en breve, se convertirán en parte de un sistema que los invisibiliza. Las vigilias son un poderoso llamado a la acción, un momento para reflexionar sobre las verdades incómodas de nuestra sociedad y el valor intrínseco de cada vida que nos rodea.
Las vigilias por los animales son acontecimientos profundamente conmovedores que encarnan la compasión y la empatía inherentes al espíritu humano. Sirven como conmovedor recordatorio de las vidas individuales que a menudo no se ven ni se reconocen dentro del sistema alimentario. Estas vigilias no son meras reuniones; son una forma pacífica de protesta, un momento compartido de reconocimiento a los animales en su último viaje.
En el centro de cada vigilia está la confrontación con una dura realidad: el reconocimiento del sufrimiento y el encuentro cara a cara con seres que con demasiada frecuencia se consideran meras mercancías. Es un momento para dar testimonio de que cada animal, como nosotros, tiene el deseo de vivir y de evitar el dolor.
Al permanecer en vigilia, los activistas envían un poderoso mensaje de solidaridad, amor y esperanza. Es una oportunidad de ofrecer una caricia suave, una palabra amable o simplemente un momento de reconocimiento a estos animales. Estos actos, aunque pequeños frente a un sistema industrializado, forjan una profunda conexión entre humanos y animales, desafiando a otros a considerar la profundidad de lo que se pierde cuando los animales son reducidos a productos.
El impacto de las vigilias por los animales va más allá de los participantes; su objetivo es inspirar el cambio e iniciar una conversación sobre los derechos de los animales, la compasión y las implicaciones éticas de nuestras elecciones alimentarias. Cada vigilia puede ser un catalizador para la transformación, animando a los espectadores y a la sociedad en general a imaginar un mundo en el que todos los seres sean respetados y valorados, no por lo que pueden proporcionar, sino por lo que son.
En esencia, las vigilias por los animales son una llamada a despertar la conciencia de la humanidad, a impulsar un movimiento hacia un mundo más justo y misericordioso, un mundo en el que la empatía supere a la apatía, en el que la bondad sustituya a la crueldad y en el que se aprecie cada vida.
Filmaciones exponen condiciones deplorables y reiterativas en granja porcina del Reino Unido.
Una investigación encubierta ha revelado condiciones desgarradoras en la granja porcina Cross Farm en Holsworthy, Devon, Reino Unido, escribe el periódico británico The Guardian. Las imágenes y videos captados por Glass Wall Films revelaron cerdos que sufrían situación de abandono extremo, que incluía casos de canibalismo, heridas sangrantes y supurantes sin tratar y confinamiento en corrales inmundos. La granja, propiedad de WJ Watkins and Son, ha sido acusada de permitir un “sufrimiento inimaginable” en condiciones que contradicen claramente los estándares legales y de bienestar promulgados por el esquema de garantía Red Tractor, del que forma parte.
En una revelación angustiosa, las imágenes encubiertas mostraron cerdos en espacios estrechos y sucios, con algunos animales visiblemente desnutridos y otros con graves heridas sin tratar. La investigación, que se extendió a lo largo de cuatro noches no consecutivas, puso de manifiesto problemas sistémicos, lo que llevó a la organización animalista Advocates for Animals a denunciar la situación ante las autoridades competentes.
Según The Guardian, no es la primera vez que Cross Farm es objeto de investigación. Una visita realizada por Animal Equality en 2017 dio cuenta de un cuadro similar de abandono, con cerdos confinados en estructuras maltrechas, obligados a yacer en sus propios excrementos. Algunos animales fueron encontrados con grandes hernias en corrales con otros cerdos, mientras que las cerdas preñadas se mantenían en corrales de hormigón, sin comodidad alguna, lo que pone de manifiesto un patrón recurrente de desprecio por el bienestar animal.
Christopher Shoebridge, de Glass Wall Films, expresó su conmoción por la ausencia de las mejoras prometidas, describiendo el estado de la granja como inalterado, o incluso empeorado. La documentación del equipo sobre las condiciones de la granja ha planteado interrogantes críticas sobre el bienestar de miles de cerdos a lo largo de los años y la eficacia de la supervisión estatal o del propio gremio.
Además de los inquietantes hallazgos, el equipo documental informó que los cadáveres de cerdos, observados durante su primera visita, permanecían en los corrales días después, descompuestos y parcialmente comidos por otros cerdos. Las imágenes también mostraban corrales inundados de desechos y cerdos hacinados hasta el punto de la inmovilidad.
Las pruebas condenatorias van más allá de la simple negligencia y ponen en tela de juicio la reputación del Reino Unido en materia de altos estándares de bienestar animal. Las revelaciones coinciden con el estreno de “Pignorant”, un documental en Amazon Prime que cuestiona los supuestos estándares de bienestar en la industria porcina del Reino Unido y expone el controvertido uso del CO2 en el sacrificio de cerdos.
La National Pig Association reconoció que las imágenes mostraban prácticas “por debajo de los estándares”, aunque cuestionó la autenticidad de la grabación y defendió las prácticas estándar de la producción porcina. La asociación afirmó que Cross Farm ha cooperado con las investigaciones y ha cumplido con todos los estándares requeridos.
La gravedad de la denuncia lleva a recordar el caso de las granjas porcinas de Noruega, donde el abuso contra los cerdos es perpetrado a vista y paciencia de las autoridades. Ver artículos de referencia.
Qué pensamos en Sociedad Vegana
El canibalismo entre cerdos, como se observó en Cross Farm, es un comportamiento anormal, principalmente inducido por factores de estrés como el confinamiento en espacios reducidos, la exposición a ruidos súbitos y el manejo inadecuado por parte de los cuidadores. Además, en madres porcinas, matar a sus crías se asocia con condiciones de hacinamiento, la introducción repentina a jaulas de parto sin aclimatación previa, y fluctuaciones hormonales significativas, conductas que se alejan radicalmente de su comportamiento natural bajo condiciones ideales de bienestar. La persistencia de estas prácticas en granjas avaladas por Red Tractor cuestiona la eficacia de tales certificaciones en asegurar el bienestar animal.
El sistema de certificación Red Tractor, que promueve altos estándares en producción, incluyendo seguridad alimentaria, bienestar animal y protección ambiental, enfrenta críticas ante evidencias de maltrato animal, uso indebido de antibióticos y contribución a la contaminación ambiental en granjas certificadas. Esta situación exige una revisión crítica y una posible reevaluación de los métodos de inspección y cumplimiento, para garantizar que las prácticas certificadas reflejen genuinamente los estándares prometidos.
El caso de Cross Farm ilustra la necesidad de reforzar y, posiblemente, rediseñar los procesos de verificación para que la certificación sea un reflejo auténtico de las prácticas implementadas en el terreno.
La confianza en esquemas de certificación como Red Tractor reposa en su capacidad para aplicar y hacer cumplir sus estándares de manera efectiva.
La inacción no solo perpetúa el maltrato y la negligencia hacia los animales, sino que además erosiona la credibilidad y la finalidad de los programas de certificación, reduciéndolos a simples herramientas de mercadotecnia destinadas a tranquilizar a los consumidores, en vez de ser verdaderos estandartes de calidad y ética en la producción de alimentos. Esta situación desvirtúa el propósito original de las certificaciones, convirtiéndolas en promesas vacías en lugar de compromisos reales con prácticas sostenibles y humanitarias.
Ilustración: En un corral, los cerdos son incapaces de moverse debido al hacinamiento, con alrededor de 20 a 25 cerdos apiñados en un pequeño espacio. Fotografía: Advocates for Animals.
La incorporación de diversos alimentos vegetales en las dietas puede disminuir los síntomas de la apnea del sueño y mejorar la salud en general, según los investigadores.
Una reciente investigación ha puesto de manifiesto el importante efecto de una dieta basada en plantas en la reducción del riesgo de apnea del sueño, una afección caracterizada por la interrupción de la respiración al dormir. El estudio, realizado por el Dr. Yohannes Melaku, de la Universidad Flinders de Adelaida (Australia), y publicado en ERJ Open Research, revela que las personas que consumen una dieta rica en verduras, frutas, cereales integrales y frutos secos tienen un 19% menos de probabilidades de sufrir apnea del sueño que las que ingieren menos de estos alimentos.
La investigación también subraya la variación en la reducción del riesgo entre sexos, con los hombres experimentando un beneficio más pronunciado de una dieta basada en plantas para mitigar el riesgo de apnea del sueño. En la apnea del sueño, relacionada con diversos problemas de salud como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes de tipo 2 y la depresión, influyen factores como la obesidad, los hábitos de vida y atributos físicos como la circunferencia del cuello. Esta afección, que se calcula que afecta a 1.000 millones de personas en todo el mundo, suele requerir pérdida de peso y ajustes del estilo de vida para su tratamiento.
El estudio, que analizó los datos de 14.210 participantes en la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de EE.UU., clasificó la ingesta alimentaria en alimentos vegetales sanos, alimentos vegetales menos sanos y alimentos de origen animal. Los hábitos alimentarios de los participantes se evaluaron junto con un cuestionario para valorar la probabilidad de padecer apnea del sueño.
El Dr. Melaku destacó el papel crucial de la calidad de la dieta en la gestión del riesgo de apnea del sueño, señalando los beneficios potenciales de los alimentos antiinflamatorios y ricos en antioxidantes para reducir factores como la inflamación y la obesidad, que contribuyen a esta afección. Los resultados abogan por intervenciones dietéticas personalizadas para atender las necesidades individuales de quienes padecen apnea obstructiva del sueño.
La profesora Sophia Schiza, de la Sociedad Respiratoria Europea, subrayó la importancia de incorporar a la dieta una gama variada de verduras, frutas y cereales integrales. Hizo un llamamiento para que las opciones dietéticas saludables estén al alcance de todos, subrayando los amplios beneficios para la salud de tales hábitos nutricionales.
El nauseabundo olor detectado en Ciudad del Cabo procedente de un buque brasileño de ganado ha suscitado importantes dudas sobre las prácticas de transporte de animales vivos.
Los habitantes de Ciudad del Cabo experimentaron durante el fin de semana un olor penetrante y desagradable, descrito como “amoníaco puro” que acabó siendo atribuido a un buque de exportación de ganado vivo atracado en el puerto. Este buque, que transporta 19.000 reses de Brasil a Irak, dio lugar a una amplia investigación por parte de las autoridades locales. Los esfuerzos iniciales apuntaron a posibles fugas del sistema de alcantarillado, lo que llevó a la activación de un dispositivo de salud medioambiental. Finalmente, las investigaciones señalaron al barco Al Kuwait como fuente del olor.
Las organizaciones de defensa de los animales han destacado este incidente como un claro indicio de las extremas condiciones que soportan los animales en este tipo de viajes. El Consejo Nacional de la Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los Animales (SPCA) de Cabo de Buena Esperanza, ha expresado su vehemente oposición al transporte marítimo de animales vivos. Por ello, envió un consultor veterinario para evaluar el bienestar del ganado a bordo del Al Kuwait, buque ganadero de bandera kuwaití. Las conclusiones de la SPCA revelaron importantes problemas de bienestar, como la acumulación de heces y amoníaco, que contribuyen a crear un entorno muy angustioso para los animales. “Este olor es indicativo de las terribles condiciones que soportan los animales, que ya han pasado dos semanas y media a bordo, con acumulación de heces y amoníaco. El hedor a bordo es inimaginable, pero los animales se enfrentan a ello todos los días”, declaró la NSPCA en un comunicado. Las impactantes fotografías que ilustran esta nota ponen de relieve la situación en el barco.
La angustiosa situación de Ciudad del Cabo no es un incidente aislado. Recientemente, un buque que transportaba más de 16.000 cabezas de ganado vacuno y ovino a Oriente Medio estuvo varado en el mar durante casi un mes. El gobierno australiano denegó posteriormente una solicitud de reexportación de los animales por una ruta alternativa, alegando preocupación por su salud y bienestar.
Este incidente nos trae a la memoria la terrible experiencia de los terneros a bordo del Elbeik, que cubrimos extensamente hace tres años (ver artículos de referencia). Fue una saga que pone de manifiesto la profunda inhumanidad inherente al comercio de exportación de animales vivos. El viaje del Elbeik, que terminó en Cartagena, España, reveló una cruda realidad: muchos animales no sobrevivieron al viaje, y los que lo hicieron soportaron un sufrimiento inimaginable, solo para ser sacrificados y sus cuerpos incinerados.
El caso del Elbeik, en el que los terneros fueron hacinados en condiciones de suciedad y hacinamiento, sufriendo deshidratación, desnutrición y enfermedades, ofrece una imagen vívida de una industria que opera a expensas de seres sensibles. La gestión inepta, insensible e ignorante de la situación por parte de las autoridades españolas, agravada por sus intentos de ofuscar y desviar responsabilidades, pone aún más de relieve los fallos sistémicos que permiten que se produzcan tales atrocidades.
El comercio de animales vivos, ejemplificado por los viajes del Al Kuwait de Brasil a Irak y el trágico viaje del Elbeik, de España a Turquía, constituyen un crudo testimonio de la inhumanidad inherente a tales prácticas. Estos incidentes no sólo revelan el tormento físico y emocional infligido a estos animales, sino que también reflejan un fracaso ético generalizado a la hora de reconocer y proteger su bienestar. Es imperativo que la comunidad internacional, incluidos los organismos reguladores y los gobiernos, tomen medidas decisivas para poner fin al transporte a larga distancia de animales vivos. Debemos avanzar hacia un mundo en el que ya no se tolere semejante crueldad.
Es tentador desentrañar la lógica de quienes se comparan con depredadores salvajes para justificar sus elecciones dietéticas.
Luego de sonreír al ver una caricatura que se burlaba de la analogía entre el consumo humano de carne y los instintos naturales de un león, tuve una reflexión. El dibujo, que mostraba a un hombre declarando su naturaleza carnívora, comparándose con un león, mientras tomaba un café con leche -un comportamiento poco característico del león con el que se compara-, me hizo reflexionar sobre las falacias que a veces utilizamos para justificar nuestras preferencias alimentarias.
Con el satírico dibujo como base, consideré los argumentos subyacentes que a menudo no se cuestionan en nuestro discurso sobre el consumo de carne. La comparación de nuestros hábitos alimentarios con los de un león es un paralelismo tentador, porque implica arroparnos con “la intención de la naturaleza”. Sin embargo, esta lógica es fundamentalmente errónea.
Ilustración: vegansidekick.com
La naturaleza no se rige por los mismos marcos morales y éticos que guían a las sociedades humanas. Un león caza por necesidad, obligado por los instintos que rigen su supervivencia. No sopesa las implicaciones éticas de su dieta, simplemente come para vivir. En cambio, los humanos tenemos la capacidad única de reflexionar sobre nuestros actos y sus repercusiones. No nos regimos únicamente por la supervivencia, sino por la conciencia, la cultura y la elección.
La falsa equivalencia que se establece entre nosotros y los depredadores salvajes pasa por alto esta divergencia crítica. Nuestras elecciones alimentarias no se limitan al imperativo de la supervivencia. Tenemos el privilegio de acceder a una plétora de fuentes nutricionales, y este privilegio conlleva la responsabilidad de tomar decisiones informadas y éticas. La carne que consumimos se obtiene a menudo por medios muy distintos de la imagen de un depredador cazando en la naturaleza: está envuelta en las complejidades de la industrialización, el impacto ambiental y el bienestar animal.
Además, si tenemos en cuenta nuestra salud, la necesidad de carne en nuestra dieta no está tan clara como algunos argumentos nos quieren hacer creer. La ciencia de la nutrición ha demostrado que una dieta vegetal bien planificada puede contribuir a un estilo de vida sano y ofrecer todos los nutrientes necesarios a la mayoría de las personas.
Al reflexionar sobre la caricatura, me di cuenta de que no sólo se burlaba de un argumento superficial, sino que nos invitaba a profundizar en las consideraciones éticas que a menudo pasamos por alto. ¿Por qué nos aferramos a la analogía del depredador cuando estamos tan lejos de la vida de un león? ¿La imagen de la naturaleza en estado puro justifica las complejidades de las opciones dietéticas modernas?
El argumento incluso puede ser extendido a otras actividades naturales para los leones, como matar a las crías de las hembras para así poder aparearse con ellas. Pero claro, nadie cuerdo usaría esa realidad para justificar su propio comportamiento.
Caricaturas como la comentada sirven de catalizador para la introspección y el cuestionamiento de las narrativas convenientes, pero falsas, que tanto nos gusta construir. Me recordó que nuestras elecciones en la mesa van más allá de los instintos primarios de supervivencia. Son un reflejo de nuestros valores, nuestra comprensión de la nutrición y nuestro compromiso con el mundo que habitamos; en definitiva, de nuestra capacidad de sentir compasión por seres inocentes, y de ser consecuentes con tal compasión. Al final, no se trata de lo mucho que nos parezcamos al león, sino de alinear nuestras acciones con nuestro discurso ético.
En la dieta del león siempre hay una víctima: la presa. En la nutrición humana no tiene por qué ser así.
Al revocar la prohibición de las corridas de toros, Ciudad de México hace caso omiso de la creciente concienciación mundial sobre la sensibilidad animal y respalda una tradición arraigada en el sufrimiento y la explotación de los animales.
La reciente decisión de la Suprema Corte de Justicia de revocar la prohibición de las corridas de toros en Ciudad de México ha suscitado reacciones encontradas, marcando un momento significativo en el actual debate sobre los derechos de los animales y las tradiciones culturales. La capital, conocida por su gran plaza de toros, va a reanudar la denominada “fiesta brava”, una decisión que ha reavivado la preocupación entre los defensores de los derechos de los animales y ha complacido a los aficionados a este espectáculo.
La prohibición inicial, aplicada en junio de 2022 a raíz de una denuncia de la organización Justicia Justa, se basaba en la preocupación por la violencia y la crueldad contra los animales. Esta organización, que forma parte de un extenso movimiento mundial contra las corridas de toros, argumentó que estos eventos exponían a los residentes a un ambiente malsano. A pesar de la prohibición, las corridas de toros siguen siendo frecuentes en la mayor parte de México, aunque están prohibidas en varios estados y ciudades debido a acciones judiciales.
Jorge Gaviño, diputado del Congreso de la Ciudad de México y promotor de la lucha contra la tauromaquia, considera la decisión del tribunal un revés para los derechos de los animales. Sin embargo, se muestra optimista respecto al futuro, ya que observa un descenso de la popularidad de este deporte a medida que aumenta la concienciación pública sobre el sufrimiento de los animales. Gaviño, junto con otros grupos, tiene previsto presentar nuevos llamamientos para detener las corridas de toros.
Según Humane Society International, en las corridas de toros mueren anualmente unos 180.000 toros, y muchos más resultan heridos en actividades relacionadas. La organización destaca el prolongado sufrimiento que padecen los toros en estos eventos.
La sentencia del Tribunal Supremo, dictada por unanimidad, declaró que el demandante no había demostrado el “daño inminente e irreparable” causado por las corridas de toros. La sentencia también subraya que prohibir este deporte vulneraría los derechos de las personas implicadas en el sector.
Qué pensamos en la Sociedad Vegana
La tauromaquia es una práctica tradicional muy criticada por su crueldad y su falta de respeto al bienestar animal. El quid de la polémica radica en el trato que reciben los toros, que no sólo son sometidos a un inmenso dolor físico, sino también a estrés psicológico durante los eventos. En las corridas, los toros son provocados y atormentados, lo que conduce a una muerte lenta y agonizante que se ofrece como espectáculo. Esta forma de entretenimiento, arraigada en una época anterior a la comprensión moderna de la sensibilidad animal, ignora flagrantemente el sufrimiento infligido a estos animales. El dolor y la angustia experimentados por los toros no son meramente incidentales, sino que forman parte integral del espectáculo, que glorifica la dominación y eventual ejecución de un ser sintiente por diversión.
La decisión del Tribunal Supremo de México de anular la prohibición de las corridas de toros representa un retroceso significativo en el movimiento mundial hacia el reconocimiento y el respeto de los derechos de los animales. Esta sentencia contrasta con la creciente concienciación y reconocimiento de la sensibilidad animal y la obligación ética de evitar el sufrimiento innecesario. La continuación de las corridas de toros no sólo perpetúa el trato inhumano de los animales, sino que también socava los esfuerzos para promover la compasión y el respeto por todos los seres vivos. Es un paso atrás en un mundo cada vez más comprometido con el bienestar animal, que pone en entredicho los avances progresivos logrados en otras regiones donde tales prácticas han sido justamente condenadas y abandonadas.
2024 podría propiciar avances prometedores en el ámbito de los derechos de los animales y la tecnología alimentaria. Estos avances no son meros pasos, sino saltos cualitativos hacia un futuro en el que el trato ético de los animales esté profundamente arraigado en nuestra sociedad.
A medida que se acerca 2024, crece la esperanza de que el nuevo año marque un avance significativo en el bienestar animal. Avances recientes, como los mencionados en este artículo, indican un cambio positivo hacia un trato más ético de los animales. No se trata sólo de cambios graduales, sino de transformaciones que reflejan una mayor concienciación sobre los derechos y el bienestar de los animales.
La llegada de la carne sin sacrificio animal
Winston Churchill, conocido entre otras cosas por sus ideas visionarias, hizo una predicción clarividente sobre el futuro de la producción de alimentos en su ensayo de 1931 titulado “Dentro de cincuenta años”, donde especulaba sobre los avances tecnológicos y su posible impacto en la sociedad. Una de sus predicciones se refería al cultivo de la carne: “Nos libraremos del absurdo de cultivar un pollo entero para comernos la pechuga o el ala, cultivando estas partes por separado en un medio adecuado”.
Con ello, Churchill previó la posibilidad de cultivar tejidos animales en un entorno de laboratorio, prediciendo esencialmente el concepto moderno de carne cultivada en laboratorio. Esta idea, concebida hace décadas, anticipó un cambio significativo en la producción de alimentos, alejándose de la ganadería tradicional y adoptando métodos más sostenibles y éticos de producción de carne.
Casi un siglo después de la previsión de Winston Churchill sobre el cultivo de carne, empresas como Upside Foods y GOOD Meat están haciendo realidad esta visión. La aprobación de los productos de pollo cultivado con células por el Departamento de Agricultura de EE.UU. supone un paso revolucionario en la búsqueda de alternativas sostenibles y éticas a la carne convencional. Estos avances en la agricultura celular podrían transformar nuestra forma de concebir la producción de carne, ofreciendo la esperanza de un futuro libre de la crueldad de la ganadería industrial.
Cambios globales en la política alimentaria
La creciente inversión de los gobiernos de todo el mundo en iniciativas alimentarias basadas en plantas es un prometedor indicador del cambio de actitud hacia la producción sostenible de alimentos. La importante inversión de Dinamarca en el desarrollo de la alimentación vegetal, junto con iniciativas similares en Corea del Sur, Alemania, Canadá y la región española de Cataluña, refleja un creciente reconocimiento de la necesidad de transformar nuestros sistemas alimentarios. Este cambio no sólo es crucial para el bienestar de los animales, sino también vital para hacer frente a los desafíos climáticos globales.
Proposición 12: un hito legislativo
En 2019, los estadounidenses de California dieron un paso decisivo al aprobar la Proposición 12, que obliga a que los huevos, la carne de cerdo y de ternera que se vendan en el estado procedan de animales criados en condiciones más humanas, esencialmente libres de jaulas. Fue una victoria notable para el bienestar de los animales de granja, que afectó a una parte sustancial del suministro de carne y huevos de Estados Unidos. La reciente decisión del Tribunal Supremo de respaldar esta ley en una ajustada votación de 5 a 4 significa una protección histórica para millones de animales, garantizando su libertad de los confines de las jaulas hacinadas.
Reflexión personal
Después de más de una década como vegano, la idea de consumir cualquier forma de proteína animal, incluida la carne cultivada en laboratorios, me resulta completamente ajena. Mi preferencia por las opciones basadas en plantas ha ido creciendo con los años. Aún disfruto con platos como las hamburguesas, las pizzas e incluso las salchichas. Pero darse este gusto no busca reproducir el sabor y la sensación de la carne. Lo que me atrae es el formato. Hay algo intrínsecamente agradable en la experiencia de comer una hamburguesa, la combinación de texturas y sabores en un alimento que se puede sostener con la mano. Lo mismo ocurre con la pizza o los hot dogs: no se trata de imitar a la carne, sino de disfrutar de su familiar formato. Lo mismo, pero veganizado. Para mí, las alternativas vegetales proporcionan toda la satisfacción sin concesiones éticas. Aquí es donde la carne cultivada en laboratorio entra en juego para la mayoría. Representa una solución perfecta para quienes disfrutan del sabor de la carne pero son cada vez más conscientes de sus implicaciones no solo éticas, sino también medioambientales. Consumir carne cultivada en laboratorio eliminará una dimensión fundamental del consumo tradicional de carne: que hay una víctima implicada, el animal. Para quienes la comen, es solo un momento de placer sensorial; para el animal, es toda su vida. Esta nueva tecnología permite a los amantes de la carne disfrutar de sus sabores y texturas preferidos, al tiempo que se adhieren a un estilo de vida más compasivo y sostenible.
En este contexto, también es propio reconocer el potencial de las proteínas animales cultivadas en laboratoriocomo solución para la alimentación de mascotas. Así, esta innovación ofrecerá una solución práctica al dilema ético al que se enfrentan los veganos que tienen mascotas como perros y gatos, que obviamente necesitan proteínas animales. Indudablemente, al comienzo estas carnes cultivadas serán costosas y, por lo mismo, prohibitivas como alimento para perros y gatos, pero en la medida que se masifique la producción, ocurrirá lo mismo que con todas las innovaciones tecnológicas: su precio será asequible.
También hay retrocesos, jurídicos y políticos, como lo que vimos este año en mi país, Chile, donde el gobierno decidió arropar a la industria láctea, menoscabando de paso la innovación en tecnología alimentaria. Sin embargo, los avances globales de los últimos años, especialmente lo que vemos venir para 2024, denotan sólo el principio. Estamos en el camino hacia un futuro más ético y sostenible, y cada paso que damos, ya sea a través de acciones legales, innovación tecnológica o elecciones personales, nos acerca más a ese objetivo. Sigamos avanzando, explorando nuevas posibilidades y creando un mundo más justo para todos los seres.
A propósito de lo anterior, y como es habitual por estas fechas, les invito a considerar su participación en Veganuary, un movimiento mundial que anima a las personas a probar el veganismo durante el mes de enero y, en lo posible, en adelante. Esta iniciativa busca promover y educar sobre esta perspectiva y estilo de vida, haciendo hincapié en sus beneficios para la salud, los animales y el medio ambiente. Veganuary es algo más que un reto de un mes; es una oportunidad para explorar un estilo de vida compasivo y sostenible, y tal vez, encontrar un nuev estilo de vida que resuene con los valores compasivos y éticos de la mayoría.
“La innovadora aplicación de inteligencia artificial de IBM podría marcar el fin de las pruebas de medicamentos en animales y transformar las normas éticas de investigación”, escribe Sophie Kevany, de Sentient Media, citada por Diario TI. Al respecto, se informa que investigadores de IBM están colaborando en el desarrollo de un modelo de inteligencia artificial (IA) que se presenta como una alternativa a los ensayos con animales. Este modelo busca eliminar la necesidad de utilizar animales en pruebas de laboratorio, que frecuentemente implican sufrimiento y efectos adversos graves.
Históricamente, las pruebas de toxicidad en animales han sido criticadas por sus deficiencias éticas y la falta de medidas de alivio para los animales. En contraste, el modelo de IA desarrollado por equipos de EE.UU. y la India promete pruebas de toxicidad más precisas, aprendiendo de datos moleculares de miles de moléculas y eliminando la necesidad de experimentación continua en animales. “Según Sophie Kevany, este enfoque representa un cambio significativo en la evaluación de la seguridad de los medicamentos”.
Este modelo de IA se distingue por su metodología única, que utiliza el concepto de “positivos pertinentes” y “negativos pertinentes” para determinar con precisión la toxicidad. Shiranee Pereira, una de las desarrolladoras del proyecto, destaca que esta innovación podría eliminar la necesidad de datos derivados de animales en el futuro. Además, Kevany señala que, aunque los organismos reguladores aún recurren a los ensayos con animales, las tecnologías digitales han demostrado ser superiores en reproducibilidad y precisión.
La transición hacia métodos de ensayo sin animales también implica un cambio normativo, como señala Procter & Gamble, que aboga por una reevaluación de la legislación sobre seguridad química y registro. Larry Carbone, veterinario, reconoce el potencial del nuevo modelo pero señala que la aceptación reglamentaria aún puede depender de ciertos datos de ensayos con animales.
En conclusión, el desarrollo del modelo de IA por IBM representa un avance significativo hacia métodos de ensayo más humanos y precisos, aunque su adopción total aún enfrenta desafíos normativos y de confianza en la tecnología, escribe Sophie Kevany, citada por Diario TI.
Qué pensamos en Sociedad Vegana
La IA está emergiendo como una fuerza poderosa que podría significar el principio del fin para la crueldad contra los animales en los laboratorios. Esta transformación se apoya en varios factores clave.
Primero, la precisión y eficacia de los modelos de IA en la predicción de la toxicidad y la eficacia de los medicamentos están avanzando rápidamente. El ejemplo más reciente es la tecnología de IBM, donde el modelo de IA utiliza datos históricos de miles de moléculas para predecir la toxicidad en humanos, lo que demuestra ser más preciso que los métodos tradicionales basados en animales. Esta precisión no solo mejora la calidad de la investigación sino que también reduce la necesidad de experimentación animal.
Segundo, la adopción de tecnologías como órganos en un chip y modelos de tejidos humanos en 3D proporciona alternativas viables a la experimentación animal. Estas tecnologías replican la fisiología humana de manera más precisa que los modelos animales, lo que las hace ideales para pruebas toxicológicas y de eficacia.
Tercero, hay un cambio creciente en la actitud pública y regulatoria hacia la experimentación animal. Un estudio de 2018 realizado por la organización Cruelty Free International reveló que el 74% de los ciudadanos de la Unión Europea se oponen a los experimentos en animales. Este cambio en la opinión pública está presionando a las empresas farmacéuticas y a los reguladores para que busquen alternativas éticas.
Finalmente, los organismos reguladores están comenzando a aceptar datos de IA en sus procesos de aprobación. La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) han mostrado interés en integrar enfoques basados en IA para la evaluación de medicamentos, lo que podría reducir significativamente la dependencia de la experimentación animal en el futuro.
La IA tiene el potencial no solo de mejorar la precisión y eficacia en el desarrollo de medicamentos sino también de poner fin a la crueldad contra los animales en los laboratorios. Aunque todavía estamos en las etapas iniciales de esta transición, los avances tecnológicos y el cambio en la percepción pública y regulatoria indican un futuro prometedor en el que la IA reemplace en gran medida la necesidad de experimentación animal.
Por cierto, la imagen con que ilustramos este artículo fue generada por IA (Dall-e).