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El hedor de un barco brasileño de transporte de ganado suscita alarma en Sudáfrica

El nauseabundo olor detectado en Ciudad del Cabo procedente de un buque brasileño de ganado ha suscitado importantes dudas sobre las prácticas de transporte de animales vivos.

Los habitantes de Ciudad del Cabo experimentaron durante el fin de semana un olor penetrante y desagradable, descrito como “amoníaco puro” que acabó siendo atribuido a un buque de exportación de ganado vivo atracado en el puerto. Este buque, que transporta 19.000 reses de Brasil a Irak, dio lugar a una amplia investigación por parte de las autoridades locales. Los esfuerzos iniciales apuntaron a posibles fugas del sistema de alcantarillado, lo que llevó a la activación de un dispositivo de salud medioambiental. Finalmente, las investigaciones señalaron al barco Al Kuwait como fuente del olor.

Las organizaciones de defensa de los animales han destacado este incidente como un claro indicio de las extremas condiciones que soportan los animales en este tipo de viajes. El Consejo Nacional de la Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los Animales (SPCA) de Cabo de Buena Esperanza, ha expresado su vehemente oposición al transporte marítimo de animales vivos. Por ello, envió un consultor veterinario para evaluar el bienestar del ganado a bordo del Al Kuwait, buque ganadero de bandera kuwaití. Las conclusiones de la SPCA revelaron importantes problemas de bienestar, como la acumulación de heces y amoníaco, que contribuyen a crear un entorno muy angustioso para los animales. “Este olor es indicativo de las terribles condiciones que soportan los animales, que ya han pasado dos semanas y media a bordo, con acumulación de heces y amoníaco. El hedor a bordo es inimaginable, pero los animales se enfrentan a ello todos los días”, declaró la NSPCA en un comunicado. Las impactantes fotografías que ilustran esta nota ponen de relieve la situación en el barco.

La angustiosa situación de Ciudad del Cabo no es un incidente aislado. Recientemente, un buque que transportaba más de 16.000 cabezas de ganado vacuno y ovino a Oriente Medio estuvo varado en el mar durante casi un mes. El gobierno australiano denegó posteriormente una solicitud de reexportación de los animales por una ruta alternativa, alegando preocupación por su salud y bienestar.

Este incidente nos trae a la memoria la terrible experiencia de los terneros a bordo del Elbeik, que cubrimos extensamente hace tres años (ver artículos de referencia). Fue  una saga que pone de manifiesto la profunda inhumanidad inherente al comercio de exportación de animales vivos. El viaje del Elbeik, que terminó en Cartagena, España, reveló una cruda realidad: muchos animales no sobrevivieron al viaje, y los que lo hicieron soportaron un sufrimiento inimaginable, solo para ser sacrificados y sus cuerpos incinerados.  

El caso del Elbeik, en el que los terneros fueron hacinados en condiciones de suciedad y hacinamiento, sufriendo deshidratación, desnutrición y enfermedades, ofrece una imagen vívida de una industria que opera a expensas de seres sensibles. La gestión inepta, insensible e ignorante de la situación por parte de las autoridades españolas, agravada por sus intentos de ofuscar y desviar responsabilidades, pone aún más de relieve los fallos sistémicos que permiten que se produzcan tales atrocidades.

El comercio de animales vivos, ejemplificado por los viajes del Al Kuwait de Brasil a Irak y el trágico viaje del Elbeik, de España a Turquía, constituyen un crudo testimonio de la inhumanidad inherente a tales prácticas. Estos incidentes no sólo revelan el tormento físico y emocional infligido a estos animales, sino que también reflejan un fracaso ético generalizado a la hora de reconocer y proteger su bienestar. Es imperativo que la comunidad internacional, incluidos los organismos reguladores y los gobiernos, tomen medidas decisivas para poner fin al transporte a larga distancia de animales vivos. Debemos avanzar hacia un mundo en el que ya no se tolere semejante crueldad.

Héctor Pizarro, Sociedad Vegana

Todas las fotografías (c) SPCA Cabo de Buena Esperanza



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Algunas reflexiones sobre la comparación entre humanos y carnívoros

Es tentador desentrañar la lógica de quienes se comparan con depredadores salvajes para justificar sus elecciones dietéticas.

Luego de sonreír al ver una caricatura que se burlaba de la analogía entre el consumo humano de carne y los instintos naturales de un león, tuve una reflexión. El dibujo, que mostraba a un hombre declarando su naturaleza carnívora, comparándose con un león, mientras tomaba un café con leche -un comportamiento poco característico del león con el que se compara-, me hizo reflexionar sobre las falacias que a veces utilizamos para justificar nuestras preferencias alimentarias.

Con el satírico dibujo como base, consideré los argumentos subyacentes que a menudo no se cuestionan en nuestro discurso sobre el consumo de carne. La comparación de nuestros hábitos alimentarios con los de un león es un paralelismo tentador, porque implica arroparnos con “la intención de la naturaleza”. Sin embargo, esta lógica es fundamentalmente errónea.

Ilustración: vegansidekick.com

La naturaleza no se rige por los mismos marcos morales y éticos que guían a las sociedades humanas. Un león caza por necesidad, obligado por los instintos que rigen su supervivencia. No sopesa las implicaciones éticas de su dieta, simplemente come para vivir. En cambio, los humanos tenemos la capacidad única de reflexionar sobre nuestros actos y sus repercusiones. No nos regimos únicamente por la supervivencia, sino por la conciencia, la cultura y la elección.

La falsa equivalencia que se establece entre nosotros y los depredadores salvajes pasa por alto esta divergencia crítica. Nuestras elecciones alimentarias no se limitan al imperativo de la supervivencia. Tenemos el privilegio de acceder a una plétora de fuentes nutricionales, y este privilegio conlleva la responsabilidad de tomar decisiones informadas y éticas. La carne que consumimos se obtiene a menudo por medios muy distintos de la imagen de un depredador cazando en la naturaleza: está envuelta en las complejidades de la industrialización, el impacto ambiental y el bienestar animal.

Además, si tenemos en cuenta nuestra salud, la necesidad de carne en nuestra dieta no está tan clara como algunos argumentos nos quieren hacer creer. La ciencia de la nutrición ha demostrado que una dieta vegetal bien planificada puede contribuir a un estilo de vida sano y ofrecer todos los nutrientes necesarios a la mayoría de las personas.

Al reflexionar sobre la caricatura, me di cuenta de que no sólo se burlaba de un argumento superficial, sino que nos invitaba a profundizar en las consideraciones éticas que a menudo pasamos por alto. ¿Por qué nos aferramos a la analogía del depredador cuando estamos tan lejos de la vida de un león? ¿La imagen de la naturaleza en estado puro justifica las complejidades de las opciones dietéticas modernas?

El argumento incluso puede ser extendido a otras actividades naturales para los leones, como matar a las crías de las hembras para así poder aparearse con ellas. Pero claro, nadie cuerdo usaría esa realidad para justificar su propio comportamiento.

Caricaturas como la comentada sirven de catalizador para la introspección y el cuestionamiento de las narrativas convenientes, pero falsas, que tanto nos gusta construir. Me recordó que nuestras elecciones en la mesa van más allá de los instintos primarios de supervivencia. Son un reflejo de nuestros valores, nuestra comprensión de la nutrición y nuestro compromiso con el mundo que habitamos; en definitiva, de nuestra capacidad de sentir compasión por seres inocentes, y de ser consecuentes con tal compasión. Al final, no se trata de lo mucho que nos parezcamos al león, sino de alinear nuestras acciones con nuestro discurso ético.

En la dieta del león siempre hay una víctima: la presa. En la nutrición humana no tiene por qué ser así.

Héctor Pizarro, Sociedad Vegana

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Ciudad de México restablece las corridas de toros, ignorando el clamor mundial por el bienestar animal

Al revocar la prohibición de las corridas de toros, Ciudad de México hace caso omiso de la creciente concienciación mundial sobre la sensibilidad animal y respalda una tradición arraigada en el sufrimiento y la explotación de los animales.

La reciente decisión de la Suprema Corte de Justicia de revocar la prohibición de las corridas de toros en Ciudad de México ha suscitado reacciones encontradas, marcando un momento significativo en el actual debate sobre los derechos de los animales y las tradiciones culturales. La capital, conocida por su gran plaza de toros, va a reanudar la denominada “fiesta brava”, una decisión que ha reavivado la preocupación entre los defensores de los derechos de los animales y ha complacido a los aficionados a este espectáculo.

La prohibición inicial, aplicada en junio de 2022 a raíz de una denuncia de la organización Justicia Justa, se basaba en la preocupación por la violencia y la crueldad contra los animales. Esta organización, que forma parte de un extenso movimiento mundial contra las corridas de toros, argumentó que estos eventos exponían a los residentes a un ambiente malsano. A pesar de la prohibición, las corridas de toros siguen siendo frecuentes en la mayor parte de México, aunque están prohibidas en varios estados y ciudades debido a acciones judiciales.

Jorge Gaviño, diputado del Congreso de la Ciudad de México y promotor de la lucha contra la tauromaquia, considera la decisión del tribunal un revés para los derechos de los animales. Sin embargo, se muestra optimista respecto al futuro, ya que observa un descenso de la popularidad de este deporte a medida que aumenta la concienciación pública sobre el sufrimiento de los animales. Gaviño, junto con otros grupos, tiene previsto presentar nuevos llamamientos para detener las corridas de toros.

Según Humane Society International, en las corridas de toros mueren anualmente unos 180.000 toros, y muchos más resultan heridos en actividades relacionadas. La organización destaca el prolongado sufrimiento que padecen los toros en estos eventos.

La sentencia del Tribunal Supremo, dictada por unanimidad, declaró que el demandante no había demostrado el “daño inminente e irreparable” causado por las corridas de toros. La sentencia también subraya que prohibir este deporte vulneraría los derechos de las personas implicadas en el sector.

Qué pensamos en la Sociedad Vegana

La tauromaquia es una práctica tradicional muy criticada por su crueldad y su falta de respeto al bienestar animal. El quid de la polémica radica en el trato que reciben los toros, que no sólo son sometidos a un inmenso dolor físico, sino también a estrés psicológico durante los eventos. En las corridas, los toros son provocados y atormentados, lo que conduce a una muerte lenta y agonizante que se ofrece como espectáculo. Esta forma de entretenimiento, arraigada en una época anterior a la comprensión moderna de la sensibilidad animal, ignora flagrantemente el sufrimiento infligido a estos animales. El dolor y la angustia experimentados por los toros no son meramente incidentales, sino que forman parte integral del espectáculo, que glorifica la dominación y eventual ejecución de un ser sintiente por diversión.

La decisión del Tribunal Supremo de México de anular la prohibición de las corridas de toros representa un retroceso significativo en el movimiento mundial hacia el reconocimiento y el respeto de los derechos de los animales. Esta sentencia contrasta con la creciente concienciación y reconocimiento de la sensibilidad animal y la obligación ética de evitar el sufrimiento innecesario. La continuación de las corridas de toros no sólo perpetúa el trato inhumano de los animales, sino que también socava los esfuerzos para promover la compasión y el respeto por todos los seres vivos. Es un paso atrás en un mundo cada vez más comprometido con el bienestar animal, que pone en entredicho los avances progresivos logrados en otras regiones donde tales prácticas han sido justamente condenadas y abandonadas.

Héctor Pizarro, Sociedad Vegana

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Hacia una nueva era en investigación farmacéutica sin animales

“La innovadora aplicación de inteligencia artificial de IBM podría marcar el fin de las pruebas de medicamentos en animales y transformar las normas éticas de investigación”, escribe Sophie Kevany, de Sentient Media, citada por Diario TI. Al respecto, se informa que investigadores de IBM están colaborando en el desarrollo de un modelo de inteligencia artificial (IA) que se presenta como una alternativa a los ensayos con animales. Este modelo busca eliminar la necesidad de utilizar animales en pruebas de laboratorio, que frecuentemente implican sufrimiento y efectos adversos graves.

Históricamente, las pruebas de toxicidad en animales han sido criticadas por sus deficiencias éticas y la falta de medidas de alivio para los animales. En contraste, el modelo de IA desarrollado por equipos de EE.UU. y la India promete pruebas de toxicidad más precisas, aprendiendo de datos moleculares de miles de moléculas y eliminando la necesidad de experimentación continua en animales. “Según Sophie Kevany, este enfoque representa un cambio significativo en la evaluación de la seguridad de los medicamentos”.

Este modelo de IA se distingue por su metodología única, que utiliza el concepto de “positivos pertinentes” y “negativos pertinentes” para determinar con precisión la toxicidad. Shiranee Pereira, una de las desarrolladoras del proyecto, destaca que esta innovación podría eliminar la necesidad de datos derivados de animales en el futuro. Además, Kevany señala que, aunque los organismos reguladores aún recurren a los ensayos con animales, las tecnologías digitales han demostrado ser superiores en reproducibilidad y precisión.

La transición hacia métodos de ensayo sin animales también implica un cambio normativo, como señala Procter & Gamble, que aboga por una reevaluación de la legislación sobre seguridad química y registro. Larry Carbone, veterinario, reconoce el potencial del nuevo modelo pero señala que la aceptación reglamentaria aún puede depender de ciertos datos de ensayos con animales.

En conclusión, el desarrollo del modelo de IA por IBM representa un avance significativo hacia métodos de ensayo más humanos y precisos, aunque su adopción total aún enfrenta desafíos normativos y de confianza en la tecnología, escribe Sophie Kevany, citada por Diario TI.

Qué pensamos en Sociedad Vegana

La IA está emergiendo como una fuerza poderosa que podría significar el principio del fin para la crueldad contra los animales en los laboratorios. Esta transformación se apoya en varios factores clave.

Primero, la precisión y eficacia de los modelos de IA en la predicción de la toxicidad y la eficacia de los medicamentos están avanzando rápidamente. El ejemplo más reciente es la tecnología de IBM, donde el modelo de IA utiliza datos históricos de miles de moléculas para predecir la toxicidad en humanos, lo que demuestra ser más preciso que los métodos tradicionales basados en animales. Esta precisión no solo mejora la calidad de la investigación sino que también reduce la necesidad de experimentación animal.

Segundo, la adopción de tecnologías como órganos en un chip y modelos de tejidos humanos en 3D proporciona alternativas viables a la experimentación animal. Estas tecnologías replican la fisiología humana de manera más precisa que los modelos animales, lo que las hace ideales para pruebas toxicológicas y de eficacia.

Tercero, hay un cambio creciente en la actitud pública y regulatoria hacia la experimentación animal. Un estudio de 2018 realizado por la organización Cruelty Free International reveló que el 74% de los ciudadanos de la Unión Europea se oponen a los experimentos en animales. Este cambio en la opinión pública está presionando a las empresas farmacéuticas y a los reguladores para que busquen alternativas éticas.

Finalmente, los organismos reguladores están comenzando a aceptar datos de IA en sus procesos de aprobación. La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) han mostrado interés en integrar enfoques basados en IA para la evaluación de medicamentos, lo que podría reducir significativamente la dependencia de la experimentación animal en el futuro.

La IA tiene el potencial no solo de mejorar la precisión y eficacia en el desarrollo de medicamentos sino también de poner fin a la crueldad contra los animales en los laboratorios. Aunque todavía estamos en las etapas iniciales de esta transición, los avances tecnológicos y el cambio en la percepción pública y regulatoria indican un futuro prometedor en el que la IA reemplace en gran medida la necesidad de experimentación animal.

Por cierto, la imagen con que ilustramos este artículo fue generada por IA (Dall-e).

Héctor Pizarro, Sociedad Vegana

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Veganismo: Una solución viable en la última sátira de Rick y Morty

El episodio comienza de manera ligera con el “Jueves de espaguetis” de la familia Smith, pero rápidamente se adentra en un terreno más sombrío cuando Morty descubre la agobiante verdad que se esconde tras los famosos espaguetis de Rick. Este descubrimiento les lleva a un planeta donde la gente se transforma en espaguetis a la boloñesa al suicidarse. Lo absurdo del planteamiento se utiliza para ahondar en la ética de la industria cárnica, planteando interrogantes sobre la moralidad del consumo de productos animales. El episodio desafía brillantemente a los espectadores a enfrentarse a la dura realidad del consumo de carne a través de una óptica de ciencia ficción. Presenta una poderosa narrativa que yuxtapone el fugaz placer gustativo de la carne frente al sufrimiento de por vida de los animales.

La temática gravita en torno a una analogía de la vida y la muerte de los seres vivos -humanos o extraterrestres- utilizados como alimento, conminando a los espectadores a considerar la existencia de cada ser viviente desde su nacimiento hasta su sacrificio. Por extensión, nos invita a imaginar la vida de un animal como un individuo con su propia historia: empezando como una cría recién nacida, que crece enfrentándose a una existencia agobiante y confinada en granjas cárnicas abarrotadas y, finalmente, sufriendo un final traumático en un matadero. Esta perspectiva nos presenta la realidad, a menudo ignorada, de cómo nuestras elecciones alimentarias repercuten en la vida de seres sintientes.

El episodio plantea dos opciones en respuesta a este dilema ético. La primera es tener presente el ciclo vital de los animales que comemos, desde sus inocentes comienzos hasta su sombrío destino.

La segunda opción es la ignorancia deliberada, en la que uno puede elegir ignorar cómo se producen los alimentos de origen animal y disfrutarlos sin conflicto ni cuestionamiento moral. Esta dicotomía ilustra crudamente la lucha entre la conciencia ética y la conveniencia de permanecer ajenos a cómo llegan algunos alimentos a nuestras mesas.

“That’s Amorte” también lleva su crítica a las estructuras sociales que facilitan y se benefician de esta desconexión ética. Satiriza el papel del capitalismo y la codicia corporativa en la perpetuación de prácticas poco éticas en la industria alimentaria. El episodio utiliza hábilmente su ambientación de ciencia ficción para reflejar cuestiones del mundo real, destacando cómo el lucro a menudo eclipsa las consideraciones morales en nuestras elecciones alimentarias.

Qué pensamos en Sociedad Vegana

El episodio “That’s Amorte” de Rick y Morty presenta una importante oportunidad para la tercera alternativa que abre el dilema ético planteado por Rick y Morty: adoptar un estilo de vida vegano. Esta elección representa un enfoque proactivo para resolver el conflicto moral y la disonancia cognitiva asociados al consumo de productos animales.

La disonancia cognitiva, en este contexto, se refiere al malestar psicológico que se experimenta cuando las acciones de uno no están en armonía con nuestras convicciones éticas. Por ejemplo, muchos están conscientes del sufrimiento infligido a los animales para la producción de carne, pero aún así siguen consumiendo productos animales. Esta incoherencia entre comprender la crueldad subyacente y participar en ella comiendo carne crea un estado de conflicto interno. Otro dilema paralelo a la disonancia cognitiva es el especismo, que también hemos abordado en estas páginas.

La alternativa vegana que proponemos elimina la disonancia cognitiva al alinear las elecciones dietéticas de cada uno con el compromiso de reducir el sufrimiento animal. Al elegir el veganismo, los individuos deciden activamente no contribuir al ciclo de dolor y explotación que soportan los animales en el sistema de producción de alimentos. Esta elección subraya una postura ética cabal, que prioriza la compasión y el respeto por todos los seres sensibles por encima de los placeres sensoriales fugaces.

Poner de relieve la naturaleza innecesaria del consumo de productos animales es fundamental en este debate. En la sociedad contemporánea, con su amplia gama de alimentos vegetales nutritivos y satisfactorios, el consumo de productos animales es más una cuestión de gusto y hábito que una necesidad nutricional. El placer momentáneo que se experimenta al comer carne palidece en comparación con la vida de sufrimiento que soporta el animal.

Hacerse vegano, por tanto, no es sólo una cuestión de preferencia dietética personal, sino una poderosa declaración contra la explotación innecesaria de los animales. Representa una decisión consciente de romper con las prácticas que causan sufrimiento innecesario a seres sensibles e inocentes, reconociendo que cada animal, como cada ser humano, tiene su propia historia vital única y merece vivirla plenamente.

Héctor Pizarro, Sociedad Vegana

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El interminable ciclo noruego de maltrato y negligencia hacia los animales

Una desgarradora noticia de la industria porcina de Noruega saca a la luz, una vez más, fallos sistémicos y niveles escandalosos de crueldad animal en el país nórdico.

Un nuevo caso de crueldad animal reportado el 30 de octubre por la radiotelevisión noruega NRK revela cómo un granjero de Trøndelag, en el norte de Noruega, dejó sufrir y morir en el abandono a unos 1.500 cerdos desde noviembre de 2021, poniendo nuevamente de relieve la ineptitud de la autoridad supervisora, la inacción política y la insuficiencia judicial (ver artículos relacionados).

El 9 de enero de 2023, la policía local y Mattilsynet -la Autoridad Noruega de Seguridad Alimentaria- encontraron inicialmente lo que creían eran 200 cerdos muertos en una granja. Investigaciones posteriores demostraron que la situación era mucho más grave: aproximadamente 1.500 cerdos habían muerto debido a falta de alimentación y agua, y 76 cerdos supervivientes tuvieron que ser eutanasiados debido a graves problemas de bienestar. El granjero, que admite parcialmente su culpabilidad, atribuye su negligencia a dificultades personales y financieras, como problemas de salud y deudas crecientes. Las condiciones de la granja degeneraron hasta el punto de que los cerdos empezaron a comerse unos a otros por inanición. Otros perecieron ahogados en sus propios excrementos.

Este último caso representa un nivel de sufrimiento inimaginable, agravado por la decisión del granjero de mantener ocultos estos horrores a su familia y vecinos. Aunque el caso sigue bajo escrutinio legal, sirve como sombrío recordatorio de lo que puede ocurrir cuando un granjero simplemente se desentiende de sus animales.

Ecos de incidentes pasados: El caso de Kåre Skogstad 

Casos anteriores, como el de Kåre Skogstad, resuenan en esta tragedia. Skogstad dejó a 32 vacas de su propiedad en total abandono durante meses en 2021, haciéndoles incluso ahogarse en sus propios excrementos. Lo sorprendente no fue solo la mínima condena a siete meses de prisión, sino que el juez le permitió seguir criando vacas, únicamente imponiendo una limitación al número de animales que Skogstad podría tener bajo su responsabilidad. Casos como éste dejan al descubierto la falta de vigor del sistema judicial noruego a la hora de hacer cumplir las leyes de bienestar animal, o sancionar delitos consumados, una tendencia que persiste en la actualidad.

Escollos normativos y judiciales

Lo que une estas historias es el enfoque displicente de los organismos reguladores noruegos, especialmente la autoridad alimentaria Mattilsynet. Conocido por su ineptitud, el organismo público ha fracasado repetidamente a la hora de realizar inspecciones adecuadas, si es que las ha realizado, dejando espacio para que se desencadenen estas tragedias. Tras las revelaciones del periódico Dagbladet en 2021 sobre las condiciones deficientes en las granjas porcinas, se esperaba que Mattilsynet intensificara sus inspecciones y supervisión. Lamentablemente, no ha sido así. Entre las razones argumentadas en uno de los países más ricos del mundo figura la “falta de fondos”, para poner orden en el asunto. 

Indiferencia política

Más allá de los fallos normativos y judiciales, el ámbito político noruego ha mostrado  una alarmante indiferencia. Tal postura quedó encapsulada por Olaug Bollestad, quien siendo Ministra de Agricultura declaró tras un abrumador reportaje de NRK en 2019 que revelaba las deplorables condiciones de las granjas porcinas, estar “enfadada y decepcionada”. En 2021, después de que otro documental de la NRK titulado “Promesas Incumplidas” revelara un empeoramiento de la situación, manifestó estar “verdaderamente irritada”. En enero de 2023, de regreso en el Parlamento noruego como diputada, dijo estar “increíblemente decepcionada”.

Estos cambios de humor anuales de Bollestad no tuvieron impacto tangible alguno en la situación de las granjas porcinas en Noruega. La retórica repetitiva de la entonces Ministra no hizo más que subrayar la falta de voluntad política para introducir cambios. En lugar de instigar la reforma, el gobierno parece estar en un estado de decepción inerte, permitiendo que las tragedias persistan. El bienestar animal debería ser una cuestión no partidista, y sin embargo apenas araña la superficie en los debates legislativos. La lentitud de las reformas permite la perpetuación de estas tragedias.

Conclusión

Noruega está atrapada en un ciclo paralizante de fracaso normativo, indulgencia judicial y apatía política, cada uno de los cuales refuerza al otro, haciendo que el cambio sistémico sea cada vez más difícil de alcanzar. Como ponen de manifiesto los casos recientes, la consecuencia de esta disfunción no es meramente teórica; se cuenta en vidas animales de sufrimiento absoluto, generación tras generación, siendo evidente la total quiebra de las prácticas agrícolas éticas. 

A nuestro juicio, es hora de que Noruega reevalúe y reconstruya su enfoque del bienestar animal, desde las sentencias judiciales hasta los controles reglamentarios y el compromiso político.

Héctor Pizarro, Sociedad Vegana

Ilustración: Fotografía tomada por la Policía de Noruega, y reproducida por NRK 

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¿Hundirá el factor económico la despiadada industria ballenera islandesa? La historia del “Capitán Ahab” nórdico

Kristján Loftsson, el anciano propietario de la tristemente célebre empresa islandesa de caza de ballenas Hvalur, sigue encabezando la despiadada masacre de los gentiles gigantes rorcuales comunes, a pesar de las protestas de científicos y ecologistas.

Envalentonada por las lagunas de la prohibición de la caza de ballenas, Islandia sigue desafiante, permitiendo la despiadada caza de rorcuales. Sin embargo, a medida que aumenta la oposición mundial, la economía podría finalmente conseguir lo que años de protestas no han conseguido: acabar con el reinado de terror de 50 años de Kristján Loftsson contra los rorcuales comunes en peligro de extinción frente a las costas de Islandia.

Un artículo firmado por Daniel Boffey para el periódico británico The Guardian, despachado desde la capital islandesa Reikiavik,  dirige la atención hacia Kristján Loftsson, el último cazador de rorcuales comunes de Europa. El artículo ofrece una visión completa del complejo panorama que rodea la caza de ballenas en Islandia, a la vez que plantea cuestiones éticas acuciantes que no pueden pasarse por alto. A continuación, con base en el artículo de The Guardian presentamos nuestra propia perspectiva sobre las prácticas inhumanas que conlleva la caza de ballenas y la urgente necesidad de ponerle fin.

Durante más de medio siglo, Loftsson ha desafiado descaradamente no sólo los acuerdos internacionales sino también el sentimiento público y las medidas reguladoras nacionales. “Que me comparen con el capitán Ahab en Moby-Dick es un honor”, dice Loftsson, de 82 años de edad, en alusión al célebre ballenero de ficción de la novela de Herman Melville de 1851.

Islandia sigue siendo una notable excepción a la prohibición de la caza comercial de ballenas impuesta por la Comisión Ballenera Internacional, uniéndose a las filas de Japón y Noruega. A diferencia de Noruega, que caza rorcuales aliblancos -considerados poblaciones estables-, Islandia se centra en los rorcuales comunes. Esta última especie, actualmente catalogada en peligro de extinción por el WWF, ha sufrido debido a la implacable persecución de Loftsson. El controvertido cazador dirige Hvalur, la única empresa ballenera de Islandia, desde 1974, tras la muerte de su padre. Hvalur persigue insidiosamente al vulnerable rorcual común, el segundo animal más grande del mundo, que desde 2018 también figura en la Lista Roja de la UICN como especie en peligro de extinción.

La despiadada matanza de esta temporada terminó el 30 de septiembre con la muerte de 23 indefensos rorcuales comunes. La licencia actual de Hvalur, que les permite sacrificar brutalmente hasta 161 rorcuales comunes al año, expira en diciembre de este año. Mientras que la ministra de Pesca Svandis Svavarsdottir ha sugerido que ésta podría ser la última temporada ballenera de Islandia, el despiadado Loftsson sigue confiando en que estos atroces asaltos a la naturaleza continuarán. 

Las flagrantes violaciones del bienestar de los rorcuales por parte de Hvalur han sido especialmente atroces esta temporada. En mayo, se informó de que las ballenas tardaban hasta dos agonizantes horas en morir tras ser bárbaramente arponeadas por los cazadores de Hvalur. Después, el 7 de septiembre, un indefenso rorcual fue encontrado vivo y retorciéndose en agonía media hora entera después de haber sido atravesado por un arpón explosivo. Fue necesario un segundo disparo despiadado para acabar con la pobre criatura. 

El conservacionista islandés Arni Finnsson comentó a The Guardian que sin la obstinada sed de sangre de Loftsson, la caza de ballenas en Islandia habría terminado hace mucho tiempo. Las encuestas muestran que sólo el 29% de los islandeses apoyan la continuación de esta industria cruel y poco rentable que empaña la reputación de su país. Sin embargo, el envejecido ballenero no muestra signos de poner fin a su reprobable reinado de terror contra los rorcuales comunes y planea desarrollar “pastillas de carne de ballena” como una especie de depravado suplemento nutricional. 

También cabe señalar que Japón compra el 90% de la carne de ballena que vende la empresa de Loftsson. Esto no sólo es indicativo de que aún existe una importante demanda internacional de un producto éticamente controvertido, sino que también involucra a Japón en la perpetuación de un comercio que tiene importantes consecuencias medioambientales y éticas.

La desfachatez de Kristján Loftsson quedó patente cuando aceptó ser entrevistado por el periodista de The Guardian bajo la condición de que este comiera carne de ballena durante la entrevista. El reportero, con mucho tacto, rechazó la oferta, que consistía en carne cruda o grasa fermentada de ballena.

Tras más de 50 años lucrándose con la espantosa matanza de estos hermosos e inofensivos gigantes, hace tiempo que es hora de que Loftsson consigne su operación ballenera al ignominioso basurero histórico al que pertenece. Islandia debe rechazar la barbarie del cruel pasado de la caza de ballenas, seguir las pruebas científicas y la compasión, y prohibir permanentemente la futura caza de ballenas en sus aguas.

Héctor Pizarro, Sociedad Vegana

Ilustración: Imagen compuesta vía Canva. Fotografía de Kristján Loftsson, por Sigga Ella, captura de pantalla de artículo en The Guardian.

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La perturbadora hipocresía de Instagram: Un paraíso para los contenidos de crueldad animal

Mientras que Instagram aplica rigurosamente prohibiciones a las fotografías que muestran amamantamiento, la plataforma hace la vista gorda ante perturbadores vídeos de crueldad animal.

Las plataformas de meta, en particular Instagram, han sido muy criticadas por su aplicación incoherente de las directrices comunitarias. Aunque estas plataformas no han dudado en prohibir el acceso a usuarios por contenidos aparentemente inocuos -desde fotos de amamantamiento y mujeres en bikini, hasta arte dibujado a mano-, han permitido que vídeos de crueldad animal profundamente perturbadores sigan siendo accesibles a su amplia base de usuarios.

Las opiniones de expertos de grupos de defensa de los derechos de los animales como PETA y Protección Animal Mundial, citadas por Yahoo News Australia, sugieren que ese contenido no sólo es poco ético, sino potencialmente perjudicial para la comunidad en general. La justificación de Meta para no eliminar estos vídeos, que muestran escenas tan horribles como animales jóvenes siendo metidos en frascos, atados, asfixiados e incluso atacados por perros, se centra en su compromiso con el “diálogo libre y abierto”.

Cabe destacar la naturaleza profundamente perturbadora y explícita de los videos cuya publicación está permitida por Instagram. Meta, que censura celosamente imágenes donde se atisben pezones de mujeres, no tiene inconveniente alguno en que sus usuarios publiquen videos de animales siendo ahogados y asfixiados. En un clip especialmente desgarrador, un indefenso bebé mono es atacado por una jauría de perros mientras un humano graba el incidente y se ríe. Estos vídeos no sólo sirven para insensibilizar a los espectadores ante el sufrimiento de los seres sintientes, sino que también proporcionan una plataforma para aquellos que se dedican a la crueldad animal, fomentando indirectamente dicho comportamiento.

Meta reconoce que los vídeos “pueden ser hirientes en algunos contextos”, pero argumenta que no violan las directrices de la comunidad. Esto lleva a plantearse seriamente la postura ética de la plataforma, sobre todo teniendo en cuenta que, según Yahoo News Australia, el propio personal de Meta ha admitido encontrar perturbador el contenido.

La argumentación de Meta no ha sentado bien a muchos usuarios que han compartido sus experiencias de ser vetados o bloqueados por lo que consideran razones triviales. Una modelo de Sídney entrevistada por Yahoo News Australia dijo haber sido bloqueada dos veces en el plazo de un año por publicar contenido ligeramente revelador, a pesar de haber cumplido con las directrices de Instagram. Estos baneos han sido perjudiciales para su carrera, haciéndole perder posibles ingresos y oportunidades.

Además, a la escritora Carly Sophia, de Sídney, le suspendieron la cuenta tras compartir un “dupe de belleza”, una alternativa legal a los cosméticos de alta gama. Se quejó de que Meta parecía dar prioridad a las grandes empresas sobre los creadores de contenidos individuales, lo que provocó importantes pérdidas económicas y trastornos en las comunidades en línea.

Con ello, la aplicación incoherente de las políticas de la plataforma ha tenido un impacto tangible en los usuarios que dependen de Meta para su sustento, como los propietarios de negocios que han perdido cuantiosas sumas en ingresos potenciales debido a prohibiciones inexplicables. Pero quizá lo más preocupante sea la aparente disposición de la plataforma a pasar por alto cuestiones que plantean importantes interrogantes éticos y morales, como la distribución de contenidos de crueldad animal.

Ilustración: imagen compuesta vía Canva.
Fotografía de bebé mono en frasco de vidrio: captura de Yahoo News Australia.

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Traicionando la confianza mundial: La caza de delfines en las Islas Feroe aumenta a pesar de las reducciones prometidas

Un nuevo informe del Animal Welfare Institute y otras organizaciones cuestiona las tradicionales aseveraciones de que la caza de ballenas en las Islas Feroe es humana y sostenible. El informe utiliza argumentos empíricos para cuestionar las implicaciones éticas y medioambientales de esta práctica.

A pesar de la promesa pública de las Islas Feroe de limitar la caza de delfines a 500 animales al año -promesa realizada en julio de 2022 tras una protesta mundial por la matanza de 1.423 delfines el año anterior-, la región no ha cumplido su compromiso. Los últimos datos muestran que el número total de cetáceos sacrificados este año ha superado incluso la media anual, lo que pone en duda la sinceridad de las intenciones declaradas por el gobierno de limitar la caza. Este incumplimiento no sólo da una mala imagen de la administración feroesa, sino que acentúa las preocupaciones éticas que rodean a esta práctica, reavivando así las críticas y el escepticismo internacionales. El incumplimiento de las cuotas autoimpuestas arroja dudas sobre la credibilidad de las promesas de las Islas Feroe y renueva la preocupación por el bienestar y la sostenibilidad de las poblaciones de ballenas de la región.

Tras la última cacería impulsada por las Islas Feroe el pasado viernes, que provocó la muerte de 42 calderones, el Animal Welfare Institute (AWI) y otras seis organizaciones líderes en bienestar animal y conservación marina han publicado un informe exhaustivo. El documento (PDF de 11 páginas), examina las cacerías de arrastre anuales. Desafía las afirmaciones de que las cacerías son humanas, sostenibles y forman parte de la cultura feroesa.

Esta última cacería eleva el número total de ballenas y delfines matados en las Islas Feroe este año a más de 900, muy por encima de la media anual de 685 ballenas.

El informe, titulado Unraveling the Truth: Whale Killing in the Faroe Islands (“Desentrañando la verdad: la matanza de ballenas en las Islas Feroe”), examina críticamente las principales justificaciones de la caza continuada de calderones tropicales y otros pequeños cetáceos en este territorio autónomo danés situado entre Escocia e Islandia, en el Atlántico Norte. Conocida como grindadráp, esta caza centenaria ha sido ampliamente publicitada y criticada por la comunidad internacional.

Entre 2010 y 2020, se mataron una media de 685 calderones y 114 delfines al año en las Islas Feroe. La carne se distribuye entre los isleños y a veces se vende en tiendas de comestibles y restaurantes locales. Antes de la última cacería, este año ya se habían matado al menos 846 calderones. Además, [en septiembre de 2021 se mataron más de 1.400 delfines de flancos blancos del Atlántico en un solo día](https://www.bbc.com/news/world-europe-58555694), lo que provocó una fuerte condena de la Unión Europea y la indignación de la opinión pública.

La caza implica que una manada de ballenas o un banco de delfines son conducidos por una línea de embarcaciones hacia la costa y hacia zonas de matanza designadas. Una vez que los animales alcanzan aguas poco profundas, se les sujeta con anzuelos de punta redonda clavados en sus espiráculos y se les arrastra hasta la orilla. A continuación, se mata a cada ballena o delfín con un cuchillo o una lanza espinal afilada, que se introduce en la zona del cuello, detrás del espiráculo. Este método puede paralizar al animal, pero no garantiza su muerte inmediata ni su insensibilidad al dolor.

Las principales conclusiones del informe cuestionan las opiniones y prácticas tradicionales:

– Una encuesta de Gallup realizada en abril de 2022 reveló que el 69% del público feroés se opone a la caza de delfines, mientras que sólo el 7% expresó su firme apoyo.

– Una revisión reciente en Frontiers in Veterinary Science concluyó que los métodos utilizados en estas cacerías son moral y éticamente inaceptables, dada la conocida sensibilidad de estos animales.

– Las afirmaciones de que estas cacerías son sostenibles pasan por alto las bajas tasas de reproducción de los calderones y la destrucción de unidades sociales enteras, que contribuyen a la insostenibilidad de la práctica.

– Los métodos de caza modernos, incluido el uso de embarcaciones motorizadas y técnicas de comunicación avanzadas, se han desviado significativamente de los métodos históricos o tradicionales, lo que socava los argumentos a favor de la preservación cultural.

Ilustración: Capturas del informe.

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Fuga de una granja de visones genera interrogantes sobre el bienestar animal

Una persona no identificada ha liberado a miles de visones de una granja de Pensilvania, EE.UU. Mientras las autoridades se afanan por recapturar a los animales, el incidente sirve de crudo recordatorio de las nefastas condiciones de las granjas de visones.

Hasta 8.000 visones han escapado de una granja del municipio de Rockefeller, en Pensilvania, escribe el periódico The Guardian. Según un informe de la policía estatal de Pensilvania, el incidente fue propiciado por una persona no identificada que abrió un agujero en la valla de la granja en la madrugada del domingo. Las agencias estatales y el personal de la granja han participado en un esfuerzo coordinado para recapturar a los animales, la mayoría de los cuales se cree que han sido atrapados el martes 19 de septiembre.

Aunque el motivo de la fuga masiva sigue sin estar claro, la Fur Commission USA, organismo nacional que representa a los criadores de visones, ha condenado el incidente. “Este acto no es sólo un ataque a una única granja, sino un golpe a las comunidades rurales y al ecosistema circundante. La granja atacada es una actividad legal y certificada que sigue unas directrices estrictas para el trato humanitario de los animales”, afirma la Comisión en un comunicado. Esta declaración se hace eco de su postura sobre un incidente anterior en Ohio, donde calificaron la liberación de hasta 40.000 visones como “un acto devastador de violencia, crueldad animal y vandalismo”.

Lo que pensamos en Sociedad Vegana sobre la hipocresía de la Fur Commission USA

Las declaraciones de la Fur Commission USA exudan un aire de preocupación por el bienestar animal que es incompatible con la industria que representa. Contrastemos sus afirmaciones con la realidad de la industria de la piel de visón. Tras la careta del “trato humanitario de los animales” se esconde una realidad espantosa. Los visones son criaturas semiacuáticas, naturalmente adaptadas a una vida de libre movimiento, natación e interacción social. Sin embargo, en las granjas peleteras se les condena a estrechas e inmundas jaulas de alambre donde se les priva de sus necesidades básicas de comportamiento.

Los métodos de sacrificio también son atroces, y están diseñados para preservar la calidad de la piel en lugar de minimizar el sufrimiento de los animales. El gaseado y la electrocución anal son técnicas habituales, ninguna de las cuales garantiza una muerte rápida o indolora. Es una flagrante contradicción que la Fur Commission USA exprese su consternación por la “crueldad animal” cuando la industria que defienden está plagada de prácticas que son el epítome de la crueldad.

La industria de la piel de visón es un ejemplo flagrante de irresponsabilidad ética, que reduce a seres sensibles a meras mercancías al servicio de la moda y el lujo. Aunque la Fur Commission USA habla de “violencia, crueldad animal y vandalismo”, su preocupación en realidad es motivada por las pérdidas económicas y la imagen pública, más que las implicaciones éticas de confinar y matar animales para obtener un beneficio estético. Esta dualidad en sus declaraciones expone una brecha significativa entre sus pretendidos valores y el sufrimiento tangible que perpetúa su industria. En otras palabras, un nuevo ejemplo de hipocresía corporativa; las cosas por su nombre.

Por Héctor Pizarro, Sociedad Vegana