El 4 de octubre es un día de acción para promover el bienestar y los derechos de los animales.
Heinrich Zimmermann, escritor alemán y editor de la revista “Mensch und Hund” (El Hombre y el Perro), tuvo la idea de instaurar un día de reflexión sobre el bienestar animal. Inicialmente, estableció el primer Día Mundial de los Animales en Berlín el 24 de marzo de 1925, trasladándolo posteriormente, en 1929, al 4 de octubre. Al principio, sólo tenía seguidores en Alemania, Austria, Suiza y Checoslovaquia. El trabajo incansable de Zimmermann y sus seguidores colocó finalmente ese día en la agenda global, cuando en mayo de 1931, en una reunión de las organizaciones mundiales de protección de los animales en Florencia, Italia, se aceptó su propuesta de establecer el 4 de octubre como Día Mundial de los Animales.
El objetivo de esta conmemoración es concienciar sobre la situación de los animales y la necesidad de reconocer sus derechos, con el fin de proporcionarles una vida digna y poner fin a su explotación.
Los humanos estamos explotando a los animales no humanos para nuestro placer sensorial, principalmente el sentido del gusto, y también para el entretenimiento, ni siquiera para nuestras necesidades. No es necesario comer animales para sobrevivir; no es necesario vestir sus pieles para abrigarnos, no es necesario explotarlos para divertirnos. Por eso, no es sólo responsabilidad de uno, sino de todos, hacer del mundo un lugar mejor para que vivan los animales.
Hoy es un buen día para considerar hacer una donación a un santuario de animales cercano a su domicilio. Sólo tiene que buscarlos en su red social preferida, motor de búsqueda o preguntar entre sus conocidos. Dado que muchos refugios de animales agradecerán recibir alimentos o donaciones de dinero, consulte con ellos para ver qué sería más beneficioso para su labor.
Pero, igual de importante que aportar a la labor de quienes abnegadamente operan santuarios y refugios para animales, ¿consideraría usted la posibilidad de hacerse vegano?
Cuando me preguntan por qué elijo llevar un estilo de vida vegano – decisión que adopté hace ya 10 años – siento alegría y la esperanza de poder contribuir a que otros entiendan, como yo entendí en su momento, las sobradas razones de dar el paso y hacerse vegano.
Hay tres razones principales: La primera de ellas es el bienestar de los animales. En la sociedad actual, los animales se crían en condiciones de hacinamiento e insalubridad, que en sí constituyen un trato cruel, en muchos casos a la vista y paciencia, incluso complicidad, de las autoridades administrativas, políticas y judiciales. A veces, ni siquiera es necesario que haya complicidad, sino simple ineptitud. Como resultado, a menudo sufren enfermedades, separación de sus crías y la imposibilidad de satisfacer sus instintos y necesidades naturales como escarbar, hacer nidos o caminar. Si elegimos comer alimentos de origen vegetal, podemos ayudar a reducir la demanda de productos animales.
La segunda razón es por nuestra propia salud. Se ha demostrado que una dieta basada en plantas reduce los niveles de colesterol, la presión arterial y el riesgo de enfermedades cardíacas y cáncer, a la vez que mejora la salud intestinal. Los veganos también suelen tener índices de masa corporal (BMI) más bajos que los consumidores de carne y son menos propensos a padecer obesidad y otras enfermedades crónicas.
La tercera razón es que es más sostenible para el planeta. La industria ganadera es una de las principales responsables de problemas medioambientales como la deforestación, la contaminación del agua y las emisiones de gases de efecto invernadero. Si reducimos o eliminamos nuestro consumo de productos animales, podemos ayudar a disminuir el impacto de estas actividades en el planeta.
Profundicemos las tres razones expuestas. Una dieta basada en plantas requiere menos agua que una dieta basada en carne. De hecho, se necesita aproximadamente 15 veces más agua para producir un kilo de carne de vacuno que para producir un kilo de trigo. Dado que el agua es un recurso cada vez más escaso, es importante que empecemos a conservarla siempre que podamos. El veganismo nos brinda, en tal sentido, una oportunidad de contribuir a tal objetivo prioritario.
Comer alimentos de origen vegetal reduce el uso de combustibles fósiles. La cría de animales requiere grandes cantidades de energía para criarlos, procesar sus desechos y transportarlos al matadero, algo que incide directamente en el uso de tales combustibles. En cambio, el cultivo de plantas requiere mucho menos energía en comparación.
El veganismo reduce nuestra huella de carbono. La agricultura animal es responsable del 18% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero inducidas por el ser humano; es decir, más que todo el sector del transporte global. Abandonando los productos animales, podemos ayudar a mitigar el cambio climático y hacer un aporte verdaderamente significativo para el medio ambiente.
El veganismo es respetuoso con la tierra. La agricultura animal provoca una erosión del suelo entre 10 y 40 veces mayor que la causada por los cultivos. Por si esto fuera poco, la mayor parte de los cultivos son destinados a alimentar animales. Esto ocasiona una gran pérdida de la capa superior del suelo, algo que la naturaleza tarda cientos de años en generar. Así no sólo se erosiona nuestro suministro de alimentos, sino que también se contribuye a la contaminación del aire y del agua. Algo similar ocurre con la salmonicultura, donde se requieren tres kilos de pescado pelágico para producir un kilo de salmón de criadero.
Una dieta basada en plantas salva a innumerables animales cada año. Se calcula que cada año se sacrifican 70.000 millones de animales de granja para obtener alimentos, es decir, 10 animales por cada ser humano en la Tierra. La mayoría de los animales de granja ni siquiera ven la luz del día o respiran aire fresco hasta que son apiñados en camiones con destino a los mataderos. El maltrato de los animales a veces llega a ser grotesco, como en el caso de McDonald’s o el de una empresa de Elon Musk. La escala de la producción industrial de animales hace incluso que algunos sean sacrificados al nacer por tener el sexo equivocado. Estas horribles condiciones provocan un inmenso sufrimiento a estas criaturas.
Haciéndonos veganos podemos ayudar a poner fin a esta crueldad. La tendencia es favorable, y hoy en día abundan los emprendimientos veganos.
Por último, pero no menos importante, ¡la comida vegana es deliciosa! Los alimentos de origen vegetal constituyen todo un universo culinario. Con tantas opciones exquisitas disponibles, no hay necesidad de perderse sus comidas favoritas sólo por ser vegano. Alimentos populares como las hamburguesas, quesos y salchichas cuentan con gran variedad de versiones veganizadas.
Hace algunos meses planteaba en estas páginas la siguiente inquietud: ¿Es posible amar a los animales y a la vez contribuir a su sufrimiento? Adoptar el veganismo nos permite mostrar compasión por todos los animales, no sólo por los que son tiernos o adorables, como nuestras mascotas. Todos merecen nuestro respeto y consideración; al elegir el veganismo, podemos vivir en concordancia con nuestros valores y extender la compasión y el amor a todos los animales, no sólo a algunos.
En nuestra página de inicio nos referimos a “la felicidad integral del vegano”. Con ello queremos decir que es posible ser felices cuando vivimos sin disonancias cognitivas y en armonía. El veganismo no es un sacrificio, sino una fuente constante de alegría y plenitud.
Por Héctor Pizarro, Sociedad Vegana
hector@sociedadvegana.com