La vitamina B12, una de las 13 vitaminas esenciales para la salud humana, se diferencia de otros nutrientes por su origen: no es producida por plantas ni animales, sino por bacterias del suelo. Estas bacterias son consumidas y asimiladas por animales como las vacas, que albergan bacterias sintetizadoras de B12 en sus intestinos. Así, obtenemos vitamina B12 al consumir productos cárnicos y lácteos. Para producir B12 comercialmente, se requiere una gran cantidad de bacterias, lo que la convierte en la vitamina más costosa del mercado, con un precio de alrededor de 20.000 libras esterlinas (25.000 dólares) por kilogramo.
Según un video difundido por The Royal Society, alrededor del 90% de la vitamina B12 mundial se produce en China, lo que podría generar una crisis global de B12 ante eventuales tensiones políticas o económicas.
La deficiencia de vitamina B12 se identificó inicialmente en personas con anemia perniciosa, una anemia no basada en hierro, a comienzos del siglo XX. En 1926, los científicos George Richards Minot y William Parry Murphy descubrieron que el consumo de hígado crudo, que es rico en vitamina B12, podía aliviar los síntomas de la anemia perniciosa. Esta investigación les valió el Premio Nobel de Medicina en 1934.
En las décadas siguientes, los científicos pudieron aislar la vitamina B12 y entender mejor su papel en la salud humana, incluyendo su importancia en la formación de glóbulos rojos y la función del sistema nervioso. Hoy en día, sabemos que la deficiencia de vitamina B12 puede causar una serie de problemas de salud, desde la fatiga y la debilidad hasta el daño neurológico.
A medida que las personas adoptan dietas basadas en plantas, los niveles de vitamina B12 tienden a disminuir, especialmente en aquellos que pasan de una dieta vegetariana a una vegana.
Existen diferentes formas de incorporar vitamina B12 a una dieta vegana, entre ellas el consumo de leches vegetales fortificadas, levadura nutricional, algas, ciertos tipos de hongos, y suplementos. Asimismo, la biofortificación de alimentos, que consiste en enriquecerlos con nutrientes esenciales, puede ser una solución. The Royal Society, con base en el Reino Unido, recuerda que durante la Segunda Guerra Mundial, Robert McCants y Elsie Wilson sugirieron la biofortificación del pan con calcio para proveer nutrientes esenciales a la población en tiempos de racionamiento. Hoy en día, se están realizando experimentos similares con vitamina B12.
Un descubrimiento fortuito reveló que las plantas podrían absorber vitamina B12 cuando se les suministra, abriendo la posibilidad de biofortificar plantas con este nutriente. Este hallazgo permite explorar nuevas formas de incorporar la B12 en dietas basadas en plantas, especialmente en un contexto donde estas dietas son cada vez más populares por razones de sostenibilidad y salud.