El primer país en aprobar la venta comercial de carne cultivada ha involucrado a su industria tecnológica para convertirse en un centro mundial de proyectos de proteínas alternativas.
La semana pasada, Singapur se convirtió en el primer país en aprobar la venta comercial de una proteína cultivada “de la nada”, según su eslogan de marketing. La soleína, un polvo amarillo parecido al parmesano rallado, es el producto de microbios alimentados con gases -dióxido de carbono, hidrógeno y oxígeno- y nutrientes. Según su promotor, la empresa finlandesa Solar Foods, se utilizará en productos como carnes vegetales, panes y alimentos para untar.
Singapur se ha convertido en un centro neurálgico mundial para la industria de las proteínas alternativas, con empresas emergentes que acuden en masa a la isla para desarrollar y lanzar alternativas sin animales a los productos cárnicos tradicionales.
Los principales actores de la industria alimentaria mundial se dieron cita en la ciudad-estado la semana pasada con motivo de la cumbre de innovación agroalimentaria de Asia-Pacífico, en la que varias docenas de startups y thinktanks acordaron referirse en adelante a la carne cultivada en laboratorio -también conocida como agricultura celular- como “carne cultivada”.
Mirte Gosker, directora gerente del thinktank Good Food Institute (GFI) Asia-Pacífico, afirma que Singapur es “sin duda el principal centro de proteínas alternativas de Asia, y posiblemente del mundo”. Según el instituto, en la actualidad hay al menos 36 empresas de proteínas alternativas con sede en la ciudad, que en conjunto han recaudado más de 213 millones de dólares en financiación.
Singapur es el primer país que ha aprobado la venta comercial de carne cultivada, en forma de nuggets de pollo y pechuga de pollo producidos por Good Meat, una filial de la empresa estadounidense Eat Just.
Con sede en Singapur, el Good Food Institute APAC es el principal think tank asiático especializado en proteínas alternativas, que acelera el cambio hacia un sistema alimentario más seguro, sostenible y justo a través de la I+D en ciencia alimentaria de libre acceso, el compromiso empresarial y las políticas públicas.
A nivel mundial, el consumo de carne es el más alto de la historia. En Asia, los expertos han previsto que la demanda de carne y marisco aumente un 78% adicional entre 2018 y 2050.
“Al fabricar carne, lácteos y huevos a partir de plantas o cultivarlos directamente a partir de células, podemos modernizar la producción de proteínas, mitigar el impacto medioambiental de nuestro sistema alimentario, disminuir el riesgo de enfermedades zoonóticas y, en última instancia, alimentar a más personas con menos recursos”, escribe la organización en su página web.
Ilustración: Captura de pantalla de GFI APAC, con el texto: “reimaginando la proteína”.