Quiero compartir una preocupación que, estoy seguro, resonará en muchos de ustedes: la realidad de los pollos de engorde de crecimiento rápido en las granjas de la Unión Europea.
Manuela Giacomini, una ciudadana italiana en nombre de “Igualdad Animal Italia”, ha presentado la petición Nº 0564/2022, denunciando que las granjas de pollos de engorde que utilizan el sistema de “crecimiento rápido” vulneran el artículo 13 del TFUE y la Directiva 98/58/CE.
¿Qué significa “crecimiento rápido”? Se refiere a pollos que son el resultado final de complejas combinaciones genéticas dirigidas a conseguir un crecimiento más rápido de ciertas partes del cuerpo (pechuga y muslos), lo que provoca un desequilibrio con otras partes del cuerpo. Este crecimiento no va acompañado de un desarrollo similar de los aparatos respiratorio, cardiocirculatorio y locomotor, lo que significa que, desde el nacimiento, estos aparatos no están adaptados para soportar la masa muscular de las aves.
La mayoría de los pollos que se crían para la producción de carne en Europa pertenecen en la actualidad a grupos genéticos de crecimiento rápido y que alcanzan el objetivo de 2-2,5 kg de peso vivo transcurridas apenas entre 35 y 45 días desde el nacimiento. Esto contrasta con las cifras de mediados de los años cincuenta, cuando un pollo alcanzaba un peso de 1,2 kg en 112 días.
La legislación de la Unión Europea exige a los propietarios de animales, a los cuidadores de animales y a las autoridades competentes de los Estados miembros que respeten los requisitos de bienestar de los animales como seres sensibles para garantizar que reciben un trato humano y evitar causarles un dolor y sufrimiento innecesarios.
Sin embargo, las investigaciones y las pruebas presentadas evidencian que ni siquiera las explotaciones que cumplen las normas establecidas en la Directiva 2007/43/CE pueden garantizar que estos animales no experimenten un sufrimiento y un dolor innecesarios, precisamente debido a su genotipo.
Por ello, Manuela Giacomini se pregunta si esta situación puede considerarse compatible con la legislación europea sobre la protección del bienestar de los animales de granja y solicita la intervención del Parlamento Europeo.
Es hora de que tomemos medidas para poner fin a este sufrimiento innecesario. Como consumidores, tenemos el poder de influir en las prácticas de la industria alimentaria. Como ciudadanos, tenemos el derecho de exigir que nuestras leyes reflejen nuestros valores y principios.
Por eso, le pido unirse y firmar la petición. No sólo estará ayudando a mejorar la vida de estos animales, sino que también estará contribuyendo a un sistema alimentario más ético y sostenible.
Acabo de firmar, constatando que el proceso requiere abrir una cuenta como peticionario, y luego encontrar la petición, para poder firmarla. El proceso no toma más de cinco minutos.
De ser posible, comparta la petición con sus amigos y familiares. Juntos, podemos hacer una diferencia.
Héctor Pizarro, Sociedad Vegana